CONTROVERSIAL

La dolorosa historia de la madre de Felipe de Edimburgo: del lujo a la miseria y las alucinaciones

El Príncipe fue alejado de ella por su propia seguridad.
sábado, 10 de abril de 2021 · 02:00

Una vida que pasó de la opulencia y el lujo a la austeridad y la insanidad mental. Así, en una sola frase podría resumirse la historia de una princesa griega, tan fascinante como perturbadora y que luego recupera la luz para ayudar a otros. "Vanity Fair" recuperó algunos archivos para relatar a detalle quién fue la madre de Felipe de Edimburgo, la monja rebelde.

Alicia de Battenberg, la misteriosa madre del fallecido Príncipe, tenía linaje y belleza suficientes para deslumbrar al Príncipe Andrés de Grecia con quien terminó casada y en los mejores términos de rodeada de lujo y derroche a manos llenas. Su vida idílica duró poco, hasta que la Familia Real helénica fue derrocada, hecho que forzó a los padres de Felipe de Edimburgo a huir de la pequeña nación junto al Principe y sus hermanas.

 La vida de Alicia, madre de Felipe de Edimburgo fue todo un misterio.

Indignada por los hechos, decidió que Felipe de Edimburgo fuera enviado a un internado en Reino Unido para salvarlo del sufrimiento, mientras que ella junto a sus hijas vivían arropadas por la benevolencia de algunos amigos. Sin embargo, el contraste fue demasiado para procesar y sufrió una "crisis religiosa" que la llevó a ser internada en un psiquiátrico en Suiza donde la diagnosticaron como esquizofrénica. Allí la sometieron a dolorosas torturas, como la extirpación de sus ovarios con rayos "X" para aplacar sus "tendencias freudianas".

Esta situación devastadora mantuvo a Alicia separada de su hijo Felipe de Edimburgo, hasta el accidental deceso de Cecilia, hermana del Duque e hija de la Princesa en 1937, ocasión en la que ambos volvieron a reunirse y coincidió luego con el alta médica de la griega, quien pareció recuperar su estado mental. Allí, fue cuando comenzó el rumbo de su vida por el cual fue reconocida en la historia.

Alicia de Battemberg asistió a algunos eventos reales junto a su hijo, Felipe de Edimburgo.

A su salida del sanatorio, la madre de Felipe de Edimburgo, ya convertida al catolicismo, se volvió madre superiora de su propia orden, vendiendo sus joyas para comprar un par de casas donde entrenaba a las enfermeras que la acompañaban y en la otra, dónde se recuperaban algunos enfermos. Cuando los conflictos bélicos mundiales sacudieron Europa, decidió volver a su país para ayudar a los heridos.

La Madre Alicia regresó a Grecia para unirse a la Cruz Roja sueca, cuando la realidad la sacudió: encontró a tres de sus hijas casadas con altos dirigentes nazis, mientras Felipe de Edimburgo servía en Reino Unido como parte de la Marina. Ella, a sabiendas del peligro en el que se involucraba, albergó en su hogar en Atenas a grupos de judíos para ayudarlos a huir de un destino implacable. Esta hazaña la hizo merecedora de un homenaje póstumo con los "Justos de las Naciones".

La madre de Felipe de Edimburgo padecía sordera desde la niñez, fue declarada esquizofrénica y salvó a judíos de los nazis.

En el ocaso de su vida, finalmente fue trasladada a "Buckingham" junto con Felipe de Edimburgo y la Reina Isabel en 1967. Solo vivió dos años más, falleció en 1969 no sin antes dejar una nota al Duque, a quien siempre amó a pesar de las atropelladas vivencias que le tocó sortear.

Querido Felipe, sé valiente y recuerda que jamás te abandonaré y siempre me encontrarás cuando me necesites. Mi amor más devoto, tu vieja madre”. Hoy, cuando es Felipe de Edimburgo quien fallece a sus 99, es posible que finalmente pueda reencontrarse con Alicia, su progenitora, la Princesa olvidada y luchadora que venció las sombras y reivindicó su propia historia.