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El factor psicológico que explica el carácter controlador de la Reina Letizia y su peor temor

Ahora se entiende por qué la Soberana se comporta un tanto diferente al resto.
jueves, 15 de abril de 2021 · 10:34

Siempre exigente, siempre impoluta, siempre perfecta. Para ella los límites no se rozan, se tocan. Desde sus días como periodista hasta hoy, como nuestra representante monárquica, la Reina Letizia siempre destacó entre otras cosas, por su carácter controlador que para muchos se volvió obsesivo y hasta incómodo de ver.

¿Cuál es el límite para la Soberana? ¿Cuándo llegará el momento en que desista en su fijación? Para "El Español", sus manías controladoras, propias de su personalidad perfeccionista, vienen en su ADN como la pasión y arte por su otrora profesión de periodista. Simplemente, para la Reina Letizia, quien se siente observada y detallada las 24/7, nada es suficiente.

Para la Reina Letizia, controlar todo es sinónimo de seguridad.

 

El diario mencionado, puede contar varios tipos de obsesión en el perfil de la Reina Letizia, y esto no es menos que preocupante. Desde su propia imagen, aprender una afición nueva y hasta sus deberes reales son sometidos a la sentencia de su peor juez y verdugo: ella misma.

Según una fuente consultada, esto era así desde sus días de carrera televisiva. "Tenía que llevar todo preparado y bajo control. Saber quién estaba detrás de cada cámara, qué planos iba a tener. Recuerdo una vez que el editor le pidió que le diera una vuelta a una entrada que había escrito. Estuvo horas hasta que consiguió que saliera perfecta. Podía repetir una misma entradilla veinte veces. El pelo, el maquillaje, todo tenía que ser perfecto".

 

Para la Reina Letizia, el régimen de ejercicios es como una religión.

Nadie puede decir que la Reina Letizia no es guapa, sí que lo es, pero sus intentos por retrasar el implacable paso del tiempo con inyecciones de vitaminas y el famoso ácido hialurónico comienzan a afectar su capacidad de expresión facial, es así como sus regímenes de ejercicios también llegan a un punto límite. No descansa un día entre entrenamientos, incluso los domingos. ¡A ver, y es que esos brazos definidos y piernas torneadas no se hacen solos!

Pero como todos sabemos, un régimen de ejercicios sin una alimentación adecuada, no surte el efecto esperado: adivinen quien vigila de cerca cada producto que se consume en Zarzuela, quién es la responsable de que en el Colegio donde estudian sus hijas el menú haya cambiado y el Rey Felipe pasará de según gran carnívoro a si acaso probar pescados. La Reina Letizia no deja a nada ni a nadie por fuera, eso está más que demostrado.

La Reina Letizia no puede relajar por un momento su obsesión por verse perfecta.

Porque en todo caso, el orden es el principio para mantener todo bajo control, tal como sucede con la Reina Letizia y cualquier interno de "Casa Real" que haya brindado sus servicios desde al menos el 2003 recuerda el famoso cuaderno de la Consorte. Más bien era una libretita en la que anotaba todo, sin exagerar. Todo. Y allí tomaba apuntes de cuánta cosa creía que debía aprender sobre las costumbres, formas, horarios, ubicaciones, nombres de empleados y el protocolo. No se le escapaba nada y no dejaba a nadie en paz.

Este comportamiento "control freak", podría considerarse desmedido, tomando en cuenta dos factores que en la mente de la Reina Letizia resultan una simbiosis indivisible: la ansiedad por controlar todo para sentir seguridad fundamentada en el temor a fracasar, en un escenario que exige de ella el máximo y en el que se siente constantemente observada. ¿Podríamos juzgarla por ello? Quizás sea criticable el moldear no solo su entorno sino a quienes habitan en él, pero no deja de ser apreciable su capacidad para hacer todo a la vez y de forma impecable.