INÉDITO

La que se avecina para la Reina Sofía en medio de un huracán mediático: "Reina nace, no se hace"

Para la Emérita las cosas como son y a la que no le guste, que se aguante.
miércoles, 28 de abril de 2021 · 14:40

En el intrincado y severo mundo de las monarquías hay un concepto muy básico que define bien la marcada diferencia entre el "ser" y el "hacer". No es lo mismo ser de la realeza que trabajar para ella. No es lo mismo tener sangre azul que suerte, cuando algún Principe casadero, pone su corazón en una mujer "con pasado" y de la primera estirpe, de la que más se parecía y ya no quedan tantas, es la que aún ostenta con orgullo la Reina Sofía. Así lo muestra "El Mundo".

En sus venas lleva el legado de un reinado en decadencia que ha sufrido las mil y un batallas por sobrevivir al tiempo, y el linaje de varias familias monárquicas que tras uniones históricas, formaron grandes alianzas. Tanto así, que sin ser llamada por el reino de Grecia a gobernar por derecho de nacimiento, sí que pudo hacerse como Consorte del trono de España.

La Reina Sofía es de las últimas de sangre azul que veremos en Europa hacia el futuro.

Desciende de reyes, ella misma gobernó y le dió al país un heredero que hoy ejerce activamente su rol como cabeza de la Institución que la Reina Sofia defendió con su trabajo y ejemplo desde el primer día. Tuvo razones para desconfiar de la periodista que se robó el corazón de su hijo Felipe VI, vió con estupor como cada Casa Reinante de Europa fue invadida por el fenómeno de las plebeyas hechas Monarcas en tiempo récord.

Para la Reina Sofía, quien toda su vida llevó una formación muy diferente de cualquiera, desde lo familiar, académico, germánico y espartano, sabe que existen marcadas diferencias y de allí sus recelos contra su nuera Letizia, sus intentos infructuosos por intervenir en la educación de su nieta Leonor, sus enojos constantes con los empeños vanguardistas de la actual Consorte de querer cambiar todo y no vestir de flamenca y ponerse la peineta. Sabe que la asturiana, de fondo entiende su rol y lo ejerce con precisión, pero no lo siente, porque en realidad nunca le perteneció.

El país reconoce el servicio de la Reina Sofía al país que no le vió nacer, pero que ella representó siempre como suyo.

Bajo esta perspectiva, sale hoy en venta el libro de la autora Carmen Gallardo 'La última reina', una biografía en formato novelesco que se basa en la comprobación de imágenes, documentos y el estudio del comportamiento de la Emérita para finalmente obtener como resultado esta obra que finalmente logra ver la luz del día.

En esta obra, el planteamiento es exponer a la Reina Sofía desde su forma más humana que permite entender sus por qués: por qué no se divorció del Rey Juan Carlos, cómo puede soportar los peores dolores sin inmutarse siquiera, sus diferencias con la Reina Letizia y cómo vive en la actualidad en auténtico contraste con la "modernización" de ciertos temas dentro de la vida monárquica.

La única frustración de vida de la Reina Sofía: nunca pudo formar la familia que siempre quiso.

No es que desconozca o este en contra de los cambios, porque de ello depende la institución que defiende con uñas y dientes, pero la Reina Sofía aún conserva, como uno de los últimos retratos vivos que aún quedan de las reinas "de verdad", el apoyo irrestricto a las tradiciones, el respeto a sus antepasados y la necesidad de velar hasta el último de sus días porque el sistema prevalezca.

Aunque su vida familiar fue un auténtico desastre gracias a su fracaso matrimonial con Don Juan Carlos, su vida está dedicada al servicio. A través de sus expresiones taciturnas y su comportamiento en público cada vez más escaso, su sufrimiento se ha evidenciado pero aquello no la detiene. La Reina Sofía supo y aún sabe hacer muy bien su rol y es por ello que no podría ser mejor valorada en el país. España puede jactarse de poder tener entre las filas de "Zarzuela", a la última Monarca de sangre azul, que inspirar respeto y admiración, incluso más que su propio hijo, Felipe VI y sobre todo, su esposa Letizia.