Buona, buona
No busques más: aquí te contamos el secreto de cómo hacer una buena pizza napolitana
Esta comida típica de Italia tiene puntos clave de preparación que quizás nunca te habías detenido a pensar y que hoy, conocerás al detalle.No hace falta tener ascendencia italiana para saber disfrutar de una buena pasta o pizza. Sin embargo, lo cierto es que, todos aquellos que han nacido en el seno de una familia proveniente de la “Gran Bota”, saben de las sutiles diferencias entre uno de los alimentos más populares del mundo: la pizza. Sea romana o napolitana, solo en Italia se encuentra el verdadero punto que hoy trataremos aquí, de enseñaros tímidamente.
Cuando hablamos de pizza napolitana, en realidad hacemos referencia a dos tipos: la marinara por un lado (tomate, aceite, orégano y ajo) y la margherita (tomate, mozzarella, aceite y albahaca fresca) por el otro. Al tratarse la segunda, de un gran clásico de la cocina, les dejamos aquí la receta para poder elaborarla: 450 g de harina de fuerza; 250 ml de agua; 2,5 g de levadura prensada fresca (1/12 del bloque de levadura); 12 g de sal (1 cucharadita y media colmada aprox.); aceite de oliva; 400 g de tomate triturado; 250 g de mozzarella; hojas de albahaca fresca; sal y orégano.
Lo primero, como siempre, será la masa. Para ello, ponemos la harina en un bol bien grande. El agua la tendremos previamente dividida en dos recipientes: en uno disolvemos la sal; en el otro, la levadura prensada. Añadimos el agua con la levadura a la harina y removemos apenas. Luego, agregamos el agua con la sal y mezclamos. Primero, lo hacemos con las manos hasta obtener una bola. Una vez hecho esto, la pasamos a la mesa y la amasamos hasta que los ingredientes queden bien incorporados. Si hay grumos, no hay problema.
El segundo paso tiene al aceite como protagonista. Con este, debemos pincelar el interior de nuestro bol apenas. Luego, tomamos la masa entre las manos y formamos una bola recogiendo los bordes hacia el centro. Ponemos la masa en el recipiente, la cubrimos con film transparente y la dejamos reposar unas 10-12 horas (durante toda la noche). La masa debe crecer hasta tres veces su tamaño, y al día siguiente, cuando esta ya esté lista, la pasamos despacio a una mesa previamente enharinada.
Evitando el tocarla demasiado, cortamos el bollo de masa en 4 partes y la dividimos en 4 recipientes pincelados con aceite de oliva. Dejamos reposar hasta el momento en el que vayamos a preparar nuestras pizzas o por lo menos, durante otra hora más. Es ahora, el momento de preparar los ingredientes. Como de costumbre, se comienza primero por el tomate, el cual se condimenta con un par de cucharadas de aceite de oliva, sal y orégano. Luego, la mozzarella debe ser cortada en rodajas.
Una vez que el tiempo de reposo de la masa, ha pasado, se empieza por lo más divertido: preparar la pizza en sí. Con la primera bola de masa, volvemos a volcarla en una mesa enharinada. Allí, la extendemos, de un extremo al otro, aplanándola con los dedos. Con nuestras manos encima, empezamos a girarla sobre sí misma, abriendo la masa como si fuera un abanico. La vamos girando sobre sí misma hasta que alcance unos 20-25 cm de diámetro.
Mientras, encendemos el horno a 250º y ponemos a calentar dentro la bandeja o piedra para pizzas que vayamos a utilizar. Condimentamos la misma, con un par de cucharadas de salsa de tomate y enharinamos muy bien, la pala para pizza. Añadimos un chorrito de aceite de oliva por los bordes y abrimos el horno para meter la pizza sobre la piedra. Lo ideal es tener una piedra o bandeja que se caliente en el horno antes de meter la pizza. Dejamos cocer durante 7-8 minutos. Pasado este tiempo, la sacamos para añadir el resto de los ingredientes: las rodajas de mozzarella y algunas hojas de albahaca. La volvemos a meter en el horno y terminamos la cocción con otros 10 minutos.