El gran miedo que hasta el día de hoy atormentaría a Ana Belén

Ser actor o actriz no es una tarea sencilla. Muchos asocian el arte de interpretar y exponerse con una falta de timidez, ser extrovertido y no temerle a nada. Más bien se asocia con una seguridad en la personalidad que muchas veces no es del todo cierta, y podemos comprobarlo en una actriz de semejante talla como lo es Ana Belén.

Ana Belén empezó su trayectoria como actriz desde muy jovencita. Descubrió que su verdadera pasión era estar en los escenarios y transmitir un poderoso mensaje desde ese lugar. Años más tarde, el teatro y la actuación se convirtieron en un espacio de militancia, con ayuda de su amor, Víctor Manuel.

Pero, aun así, con todos los laureles sobre sus pies, Ana Belén continúa con una herida que carga desde su niñez. Es que, como dijimos al principio, así seáis actor o actriz, uno siempre carga consigo sus inseguridades propias. Muchas veces no basta todo aquello que nos dicen que somos los demás, porque lo que más vale es nuestra propia percepción interior.

Ana Belén reconoció tener esa huella de la inseguridad desde muy temprana edad. Sentía temor al ir a una audición y sus miedos muchas veces le jugaron una mala pasada. De todos modos, reconoció estas “sombras” y las integró como parte de su personalidad. En un momento dijo:

Pero qué le voy a hacer si soy así.

Con sabias palabras Ana Belén integró esta faceta insegura y poco aliada a su vida. La tomó como un desafío que incluso hasta el día de hoy continúa enfrentando eventualmente. Como todos, ¿Quién de aquí no se ha sentido inseguro alguna vez?

Ana Belén construyó su carrera desde abajo, con sacrificio y esfuerzo. Esa es la verdadera diferencia entre los cómodos y los resilientes. De hecho, la madre de la actriz le recordaba todo el tiempo “los pies sobre la tierra”. Con esta frase inolvidable, la gran actriz forjó su carrera, apoyándose en su madre y luego en su querido esposo, el músico y compositor Víctor Manuel.