En el nombre de Rocío

La última jugada que usaría Ortega Cano para refugiarse de los ataques de Rocío Carrasco

El diestro buscaría entre las faltas del recuerdo de Rocío Jurado.
jueves, 9 de septiembre de 2021 · 05:30

Rocío Carrasco no perdonará. Tomó el suficiente coraje en “Contar la verdad para seguir viva” y ahora recarga los motores para lo que se viene. Quien está más asustado que un venado en plena temporada de caza es Ortega Cano, el ultimo compañero sentimental de Rocío Jurado. Quiere evitarlo, pero la tormenta ya está pronosticada para el próximo otoño.

Rocío Carrasco dará inicio a “En el nombre de Rocío”, una nueva serie documental donde se expondrá como nunca antes el diario íntimo de la más grande. Gloria Camila y José Fernando tomaron partido en el asunto, yendo a lo de un abogado para ver si ese diario les pertenece y, de ser así, impedir que se exponga a toda España la privacidad de su madre y el honor de su padre.

Pero no es el único frente que el banco opuesto a Rociíto estaría armando. Ortega Cano se contactó con sus abogados y estos están a la espera de contratacar. Sin embargo, todo esfuerzo queda insuficiente a la par de la heredera universal. Nadie podría detenerla y convengamos que el maestro muy bien de salud no se encuentra.

Está tocado, ha dado órdenes a sus abogados. Yo sé en lo que en el fondo se está agarrando y refugiando, en su religión.

Asegura Beatriz Cortázar en "El programa de Ana Rosa". Lo único que puede hacer en estos momentos el viudo de Rocío Jurado es esperar respuestas divinas. Sus oraciones necesitan ser escuchadas cuanto antes, de lo contrario el destino se pondrá un poco más incierto.

"Ha sido un hombre muy religioso, antes solía ir a ver al Papa, en los años en prisión se refugió mucho en la fe y ahora, todavía más, vuelve a refugiarse" concluía la tertuliana en el plató de Ana Rosa Quintana.

Es sabido que Ortega Cano y Rocío Jurado eran muy devotos en su religión, con lo cual no es imposible imaginar que el diestro quiera volver a su refugio espiritual para encontrar alguna respuesta.

Rocío Carrasco no escucha a nadie más que a sí misma. Tomó coraje y bien hecho. El infierno que relató en su serie documental es digno de admiración y resiliencia. Pero este segundo documental parece ya caer un poco de más, como una segunda porción de torta de chocolate. No tendrá el mismo sabor que la primera vez y, de hecho, puede provocar un desarreglo irreversible.