El “regalito navideño” de Jaime Peñafiel a la Reina Sofía, los recuerdos más oscuros

Siempre se ha dicho que la Reina Sofía fue una mártir al lado del Rey Juan Carlos. Que soporta humillaciones desde hace más de 60 años y que sus labores por los demás han camuflado el dolor de sentirse burlada delante de todo un país. Pero a días del cierre del año, Jaime Peñafiel ha decidido darle un "regalito navideño", para mostrar el otro costado de una de las personalidades más importantes de España.

Nacida en una Familia Real, la griega, la Reina Sofía supo desde pequeña que sería una royal sin Reino si no se casaba con alguno de los herederos europeos. Su madre, la Reina Federica, fue su principal confidente y la que siempre le inculcó su vocación de servicio. 

La Reina Sofía se ha dejado ver al lado de su marido, de sus hijos y de sus nietos, persiguiendo causas por los más desprotegidos y manteniendo, siempre, la institucionalidad ante todo. 

Pero el periodista Jaime Peñafiel, muy cercano al Rey Juan Carlos, se ha encargado de sacar a relucir algunos de los recuerdos más oscuros de la Reina Emérita, de esos que pocos se animaban incluso a imaginar. 

"Nadie entiende que un matrimonio que no solo está separado porque siempre se han odiado y él, en exilio, firmen conjuntamente una felicitación navideña para todos los españoles. ¿Será el espíritu de la Navidad? Pues será", escribió Jaime Peñafiel en su columna en LOC (El Mundo).

Además de asegurar que la Reina Sofía es una persona "cruel y egoísta", el también historiador recordó que "uno de los días más dramáticos de su vida, cuando su marido, el Rey Juan Carlos, marchaba al exilio por decisión de su hijo, ese día, precisamente ese y a esa hora en la que el Rey Emérito salía de su casa y de su país hacia Abu Dabi, a ella se le vio de compras en 'El Corte Inglés'".

Claro que la actitud de irse de compras cuando su odiado marido marcha al destierro podría no escandalizar a nadie, pero Jaime Peñafiel tenía un dardo más preparado.

"Cuando la Nochebuena del 2001 y como si no pasara nada, Sofía decidió mantener la cena aunque a esa hora la Infanta Elena, su hija, que entonces parecía amar a su marido, permanecía a solas en el hospital Gregorio Marañón con el rostro bañado en lágrimas, pegado a la cristalera que la separaba de aquel medio ser, que era Jaime de Marichalar, su marido. Dos días antes, el 22 de diciembre a las 19.30, había sufrido un gravísimo ictus cerebral, dejándole de ser quien era. A lo peor, Sofía como hoy  es Felipe con su padre, pensaba que cada cual lleve su cruz. Así de egoístas y crueles suelen ser las familias reales", sentenció Jaime Peñafiel, en una de las descripciones más duras que se recuerden de Doña Sofía.