Omar Montes revela el infierno que se desató en Qatar tras su rebeldía en pleno recital

Omar Montes fue uno de los pocos artistas que le dieron el visto bueno a actuar en el Qatar, aunque su frase luego del show prendió todas las alarmas por provocar a los anfitriones: “Viva el amor libre, que cada uno se vaya con quien le de la gana”.

El músico recién de regreso a su país, fue entrevistado por el medio ‘Chance’ al que le comento los detalles de aquella hostilidad recibida luego de expresarse a favor del amor.

 Fue tan fuerte el choque cultural, que el artista luego de decir lo que simplemente le pareció un acertado y picante comentario, regreso al hotel donde antes de llegar recibió la llamada de un joven que lo había ayudado mucho, pidiéndole que todavía no volviera porque habían llegado unos hombres sospechosos preguntando por él.

Luego de un tiempo de la oscura advertencia, el gran amigo de Omar Montes vuelve a llamarlo para avisarle que los hombres desaparecieron por lo que ya podía volver al hotel.

Al llegar su amigo le comenta que jamás debe fiarse de nada y le aconsejo no subir a la habitación todavía porque no podría asegurarle su bienestar.

Finalmente llego el coche para dirigirse a su vuelo que lo traería de nuevo a su tierra y el artista salió pasando completamente desapercibido con su capucha y ha podido llegar a su destino sano y salvo.

El mundial más controversial

Qatar 2022 es un mundial polémico, no por el tema central del fútbol, sino por su país anfitrión, las leyes del país son realmente hostiles en contraste con la vida sociocultural que evoluciona constantemente en nuestro país y en la mayoría de las demás naciones. Sin embargo, siguen habiendo pocos países cargados de costumbres de antaño y una cultura tan tradicionalista que, aunque cada vez sean menos, sí que se hacen notar el alrededor del globo. Además de aquella hostilidad conservadora y violenta con las mujeres y personas del colectivo LGBTIQ+, también entran los casos de corrupción en la FIFA que pasa por la precariedad laboral de los trabajadores encargados de la construcción de las megas construcciones de los estadios e infraestructuras, lo que lo convierte en un mundial realmente cuestionable por muchos.