El hombre detrás de Lola Flores que no era "El Pescaílla"

Si hablamos de Lola Flores deberíamos ponernos de pie. "La Faraona" fue una artista con mayúsculas, que hizo historia como cantaora, bailaora y actriz. 

Si bien nació con un talento que la hizo brillar desde su infancia, para llegar lejos en aquel mundo artístico era necesario contar con el apoyo de alguien. Y para su suerte, y la nuestra, hubo una persona que la ayudó y elevó el nombre de Lola Flores directo a la eternidad. 

El artífice del cambio fue un hombre de pelo espeso, rizado, simpático y muy carismático. Un hombre que pasó de polizón en La Habana a magnate del cine patrio en tiempo récord. 

Estamos hablando de Cesáreo González, un recordado productor que se metió en cine para pagar sus deudas, pero marcó un antes y un después en sus producciones, contratando a grandes figuras y llevando el nombre de Flores a mito mundial. 

Cesáreo se destacaba por su inteligencia a la hora de iniciar un proyecto y crear contratos con las estrellas del momento. Una de sus mayores estrategias fue contratar a Lola Flores para protagonizar cinco películas en dos años. Ella se convirtió en su musa, y le abrió las puertas al estrellato mundial. 

Ambos cruzaron el charco en 1952 para grabar una película que sería clave en la carrera de la cantaora: “Pena, penita, pena”, cinta que la llevó a la fama mundial. A Lola y a Cesáreo les fue tan bien, que el contrato de dos años se extendió a diez.

El gallego fue tan importante para Lola que lo eligió como padrino de su boda con Antonio González “El Pescaílla”. No sólo le debe su gloria, sino también su apodo, pues "La Faraona" viene del nombre de una cinta que protagonizó para el productor en México.  

Cesáreo González no sólo fue un genio de las relaciones públicas que creó y produjo estrellas y películas que pasarían a la historia, sino que, aunque a muchos les cueste admitir, también supo marcar una época en el mundo cinematográfico. Y eso no se lo quita nadie.