La diferencia que tanto se esmeró en consolidar la Reina Sofía que no valora el Rey Felipe

Se niega a quedar en un segundo plano. La Reina Sofía es de acciones más que de palabras, algo que debería haber aprendido su esposo el Rey Juan Carlos. Convencida del rol que le toca cumplir, no deja pasar un día sin ejercer su flamante profesión, por más que su hijo el Rey Felipe no lo valore en absoluto.

La Reina Sofía y el Rey Juan Carlos decidieron convertirse en Eméritos desde que el legítimo heredero al trono, Felipe VI de Borbón asumiese el trono junto a Letizia Ortiz. Pero el Rey ha abandonado un poco sus obligaciones como monarca, actitud completamente opuesta a la de su esposa.

Comparada con otras Reinas eméritas de Europa, Sofía de Grecia mantiene una agenda completamente activa. Por supuesto que tiene que ver que su esposo se encuentre lejos del país, pues alguien tiene que limpiar los trastos sucios que dejó y no puede hacerse cargo de eso solo el Rey Felipe.

Beatriz de Holanda, Paola de Bélgica Y Sonia de Noruega también cumplen con sus actividades, teniendo una agenda lo suficientemente cubierta con los compromisos que las atraviesan. Desde que cedieron el trono a las nuevas generaciones, sus intereses primaron en causas nobles, medioambientales, sustentables, deportivas y culturales.

Con la Reina Sofía podemos decir que esa actividad está cubierta. Su título de Emérita no la ha puesto en pausa, aunque algunos aseguran que debe ser por el vacío que ha dejado la ausencia de su esposo. No está confirmado, pero dadas todas las infidelidades que ha tenido que soportar del Rey Juan Carlos, dudamos que lo extrañe como compañía.

Es normal de las Altezas y Majestades de Europa ya no quieran hacer vida de royal una vez cumplidos sus deberes al frente de la Monarquía. Pero no es el caso de la Reina Sofía y tampoco de otras más como Beatriz de Holanda, por ejemplo. Pero bien sería reconocer esto y su hijo, el Rey Felipe, parece pasar por alto estas labores.