La desconocida tradición que la Reina Sofía siguió con sus tres hijos

Es casi una costumbre que en los medios de comunicación especializados en cuestiones de la Realeza se destaque el verdadero vínculo familiar que existe entre la Reina Sofía y sus seres queridos. Pues a la vista está que la relación con la Reina Letizia no sería la ideal, pero, en cambio, con sus herederos sería única e irrepetible.

Personalidades como Jaime Peñafiel o Pilar Eyre, cada tanto, realizan columnas periodísticas en donde dejan al descubierto determinados secretos que muchos habrían preferido guardar bajo siete llaves, como, por ejemplo, que la Reina Sofía estaba “enamorada de su retoño" mientras que "las Infantas crecieron asilvestradas, sin apenas atención familiar”.

De hecho, la periodista de la revista Lecturas en su última publicación desveló una costumbre que Su Majestad repitió con cada uno de sus tres hijos; la Infanta Elena, Infanta Cristina y, por supuesto, el Rey Felipe. “Juan Carlos entró en la habitación de su mujer, que había dado a luz llevando puesta la chaqueta de pijama de su marido, una costumbre que se había iniciado con Elena”.

De esta manera, quedó expuesto uno de los mayores secretos de la Familia Real, el cual fue muy significativo para la Reina Sofía, debido a que en su momento se preocupó demasiado respecto a la demorada llegada del futuro heredero a sus vidas, no es para menos, teniendo en cuenta que “todo el mundo daba ya por perdida la continuidad de la dinastía”.

Los nueve meses de esa última gestación fueron de una tensión inmisericorde, sintiendo el aliento en la nuca de las diecisiete generaciones precedentes de Borbones.

“Los dos lloraban y quizás, en ese momento único, Juan Carlos la miró, si no con amor, sí con agradecimiento. Y Sofía tal vez le susurró, como las Reinas antiguas: 'Deber cumplido'. ¡Ya estaba, lo había conseguido! Las mujeres de las familias reales no hacen política, hacen dinastía”, concluyó Pilar Eyre respecto al momento que más felicidad sintió la Reina Sofía siguiendo con la tradición de usar la chaqueta de su esposo por última vez.