No pasa cualquiera

Los visitantes de la Infanta Elena, una vivienda que muy pocos conocen

La hija del Rey Juan Carlos es anfitriona de unos pocos privilegiados.
viernes, 4 de marzo de 2022 · 05:30

Los nuevos pasos en la vida de la Infanta Elena están llamando la atención de todos. La hija del Rey Juan Carlos al fin decidió vivir temporalmente junto a su hijo Froilán en uno de los barrios más caros de Madrid, Almagro, mientras su casa está siendo remodelada.

 No es la primera vez que la Infanta Elena decide renovar su vida y mudarse desde que dejó el palacio de la Zarzuela. Ni bien se casó con Jaime de Marichalar en 1995 optó por vivir en París por el trabajo de su entonces marido. A su regreso, ambos se alojaron en el barrio de Salamanca, la zona predilecta del ex duque, donde vivieron hasta su separación.

El piso temporal de la Infanta Elena.

Marichalar se quedó en un tríplex en la calle Núñez de Balboa, donde vive hasta el día de hoy. A la hermana del Rey Felipe le costó encontrar su lugar: primero pasó por un chalécito en la colonia Fuente del Berro, pero no estaba del todo cómoda. Siguió su búsqueda, y en 2008 llegó la mudanza definitiva a un ático en el barrio del Niño Jesús de Madrid. 

468 metros cuadrados tiene la casa soñada de Elena, que actualmente se encuentra en remodelación. La Infanta ha querido transformar completamente el lugar y, tras varios idas y venidas, se decidió a hacerlo ahora. El proyecto de reconstrucción durará alrededor de medio año, mientras tanto, la monarca pasará sus días en Almagro.

Infanta Elena y el Rey Juan Carlos.

Si pone tanto empeño en encontrar sus lugares favoritos y dejarlos en perfecto estado, la Infanta Elena es igual de cuidadosa con respecto a quiénes deja entrar para compartir esos rincones especiales hechos con tanto esmero y detalle. 

Son muy pocas las personas a las que la Infanta dejó entrar en su casa, y Rita Allendesalazar, su íntima amiga, es una de las únicas que encabeza la lista. De hecho, ni siquiera dejaba ingresar a su padre, el rey Juan Carlos, cuando pasaba por ella. El emérito debía quedarse dentro del coche, en la calle, aguardando por ella. 

Aunque ahora su nombre sea un tabú en la familia Real, su cuñado, Iñaki Urdangarin, tuvo el honor de tenerla como anfitriona la noche anterior a entrar en prisión. Aquella noche, la Infanta recibió, arropó y contuvo como nadie al ex de su hermana, mientras el deportista se derrumbaba de nervios en su última noche de libertad.

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