La extraña propuesta que realizó el Duque de Edimburgo a la Reina Isabel antes de partir

La última aparición pública de la Reina Isabel ha demostrado una vez más la entereza de la Monarca Británica cuando se trata de la institucionalidad de la Corona. El homenaje a su esposo, el Duque de Edimburgo, ha sido uno de los eventos más importantes de los últimos tiempos, dada la importancia de su figura y su legado histórico.

A pesar de los problemas de salud que había presentado, la Reina Isabel quiso presidir, junto a su hijo el Príncipe Carlos, el acto en memoria de Duque de Edimburgo, mismo que se había retrasado unos años, producto de las restricciones de la pandemia.

Pero, a tan solo días de la muerte de su marido, la Reina Isabel se encargó en enviar un claro mensaje al mundo: de inmediato retomó sus actividades telemáticas, donde se quitó el luto y lució una sonrisa. Esto no quiso decir que la Monarca no haya sido tocada por el dolor de la partida de su marido, sino por un pacto que existió entre ambos antes de que el padre del Príncipe Carlos partiera de este plano.

Ambos se hicieron una promesa, por supuesto, la idea que tuvo el Príncipe Felipe, consciente de que a su avanzada edad ya poco tiempo podía quedarle a él; fue así cómo ambos acordaron que el que sobreviviera al otro podría llorar la pérdida, pero no demasiado tiempo para así centrarse en disfrutar de la vida que le pudiera quedar por delante.

La Reina Isabel ha cumplido este pacto y se ha quedado con el consuelo de haber pasado con el Duque de Edimburgo los últimos meses de su vida; si bien siempre le echa de menos y no pierde ocasión para rendirle homenaje públicamente.