INFANTA CRISTINA

La Infanta Cristina, la gran víctima de su divorcio con Iñaki Urdangarin

Podrán tener sangre azul, pero eso no garantiza un amor para siempre.
domingo, 1 de mayo de 2022 · 14:30

“Interrupción”, es la palabra que la Casa Real decidió fijar para confirmar la separación de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Lo lamentamos, pues es imposible no empatizar con una mujer que enfrentó a toda su familia para poder estar al lado del hombre que amaba. La forma en que el exbalonmano olímpico respondió ese gesto, ha dejado mucho que desear.

La Infanta Cristina supo estar en los momentos de mayor desconcierto para Iñaki Urdangarin. Tal como lo habían prometido en el altar, “hasta que la muerte los separe” permanecerían juntos, incluso en la derrota más despiadada. El retiro del Ducado de Palma fue una muestra clara, un hecho que dejó aislada a la segunda hija del Rey Juan Carlos y la Reina Sofía en el Palacio de Zarzuela para siempre.

Todo hace suponer que Iñaki Urdangarin se divorciaría de la Infanta Cristina

Iñaki Urdangarin tenía un perfil exquisito para los negocios. La fusión de sus conocimientos en el deporte y la astucia para hacer negocios, evadiendo impuestos y ejecutando maniobras cuestionables, hacían de él un perfil completo, íntegro, ideal ante los ojos del Rey Juan Carlos, quien automáticamente lo bautizó como su yerno favorito.

El Instituto Nóos encontró a su mandamás perfecto. Iñaki Urdangarin tenía ese perfil especulador que toda empresa necesita para pasar desapercibido en su enriquecimiento. En el mejor de los tiempos, Iñaki y la Infanta Cristina se trasladaron a un lujoso piso en Pedralbes, sitio que años más tarde tuvieron que devolver para hacer frente a las deudas.

Juntar Cataluña y el Palacio de Zarzuela parecía una buena opción. Improvisada quizás, pero Romeo y Julieta ya habían demostrado que solo el amor verdadero era capaz de juntar dos naciones. Sin recurrir a la tragedia, aquí hubo enamoramiento genuino, trasparente y pudo verse en varias ocasiones, aunque el final sí se parece al desamor de la clásica dramaturgia. 

La Casa Real pronunció la palabra "interrupción" en el matrimonio de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin

Que las parejas se separen es algo completamente normal. No por ser de sangre azul o jurar amor ante una persona vestida de cura “hasta que la muerte los separe”, puede impedir el deterioro de una relación. Lo que aquí ocurrió fue una desprolijidad, autoría completa de Iñaki Urdangarin. Cristina de Borbón pasó a ser esa mujer que nos da lástima al verla padecer, empatizamos con su dolor y abrazamos en estos momentos, pues después de haber puesto la cara por su amado, hoy no recibe lo que corresponde. Así es la vida, nadie tiene garantizado nada, ni siquiera en la realeza.