El hombre que predijo el futuro del matrimonio de Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina

La proclamación cristiana del matrimonio ordena permanecer juntos “en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza” como símbolo de fortaleza en una pareja para que pueda superar todas las adversidades. Hoy ya ni siquiera son un matrimonio, pero en su momento la Infanta Cristina sostuvo la mano de Iñaki Urdangarin en el peor momento de su vida. A ver si Ainhoa Armentia hace lo mismo.

Hace una década atrás, Juan María Urdangarin, padre de Iñaki, fallecía tras sufrir un infarto coronario, luego de semanas de agonía tras haber experimentado previamente un infarto cerebral que lo obligó a postrarse en una silla de ruedas. Sus últimos días fueron extremadamente difíciles, sobre todo porque en simultáneo se llevaban a cabo las investigaciones por el Caso Nóos.

Al momento de producirse este lamentable acontecimiento, Iñaki Urdangarin se encontraba viviendo en Estados Unidos junto a la Infanta Cristina y todos sus hijos. Presintiendo que el desceso de su padre se produciría no muy lejano al pronóstico del infarto, tomó un vuelo a España con la misión de pasar desapercibido. Claramente fracasó.

Juan María Urdangarin tuvo siete hijos junto a Claire Liebaert. Según se ha podido indagar a lo largo de los años, Juan Mari era un hombre con profundas convicciones cristianas, lo cual tiñó su personalidad estricta, disciplinada y con visiones de excelencia, valores y cualidades que intentó inculcar a todos sus hijos en su crianza.

Claire Liebaert acompañó la misión de Juan María Urdangarin. Oriunda de Bélgica, pero criada casi toda su vida en Barcelona, provenía de una familia muy acaudalada. Apoyó la misión del Patriarca Urdangarin inculcando en sus retoños valores de elegancia, cultura y meritocracia. Fue así que los siete descendientes tuvieron muy buenos resultados en sus vidas adultas, incluso uno llegó a convertirse en yerno del Rey.

Según revela la revista “Vanitatis”, Juan María presentía que algo pasaría con Iñaki Urdangarin. Era bueno relacionarse con la realeza, pero no todo lo que brilla es oro y el olfato del ingeniero no estaba lejos de dar en el blanco. Falleció ignorando las acusaciones hacia su hijo, quien ocultó todas las investigaciones que pisaban sus talones y amenazaban su libertad.