La alegría de la Infanta Cristina en la boda de Mafalda de Bulgaria

“La tormenta pasó”, frase excepcional del dramaturgo Chejov que sirve como anillo al dedo para hablar de la Infanta Cristina, la mujer que de la noche a la mañana tuvo que dar un giro a su vida al soltar a su amado Iñaki. Pero la boda de su amiga Mafalda de Bulgaria podría ser la llave de, aunque sea, una pizca de felicidad.

Todo tiene sabor de primera vez para la Infanta Cristina. Si bien en varias oportunidades ha viajado sola, el reencuentro con su amiga después de su separación sí que traía cierta conmoción. Mafalda de Bulgaria unía sus lazos a Marc Abousleiman tras ocho años de discretísima relación.

Mallorca la esperaba. La isla que sirvió de escape tantas veces para la Infanta Cristina finalmente la volvería a acoger. Se trata de la primera vez, al menos de forma pública, que la isla vuelve a ver a Doña Cristina en sus tierras.

Las 48 horas que la Infanta Cristina ha pasado en la isla demuestran, según los medios, el momento relajado que se encuentra viviendo en estos momentos. Discreta, con un traje acorde a su visita y llena de alegría por reencontrarse con sus amigos, esta vez le tocaba a la hermana del Rey disfrutar de un buen fin de semana de fiesta.

La Infanta Cristina es muy amiga de la novia Mafalda de Bulgaria, Rosario Nadal. Ese costado de la familia posee estrechos lazos con los Borbón desde hace mucho tiempo, lo cual indicaba grandes posibilidades de que la aristócrata se desplazara hasta la isla para presenciar la unión. Esos presagios finalmente obtuvieron su confirmación.

Todo lo que sea para remontar su buen ánimo es bienvenido. La Infanta Cristina ya no es más una mujer casada en términos prácticos. Su divorcio con Iñaki Urdangarin sigue su curso y ella sabe muy bien que debe dar vuelta esa página en su vida. Esta boda es una señal más de esa saludable recuperación.