REINA LETIZIA

La mayoría de edad de la Reina Letizia con sus aciertos y errores

Hay un abismo de diferencia entre aquella periodista y la actual Consorte.
lunes, 9 de mayo de 2022 · 03:30

Tal como dice el tango de Carlos Gardel “20 años no son nada”. En esa fracción de vida puede ocurrir cualquier cosa y simplemente significar un soplido efímero para la vida misma de cualquier ser humano. En la Reina Letizia, todo esto del tiempo tiene otro valor, pues acaba de cumplir la mayoría de edad y no podemos evitar resaltar aquello que la hizo fuerte y resiliente.

No es sencilla la tarea que le tocó ejecutar a la Reina Letizia. Mientras que todos los hijos de su suegra, incluyendo claro al Príncipe de Asturias, se prepararon desde la cuna para la función que les tocaría desempeñar, la periodista tuvo que aprender sobre la marcha (y el error) como ser la Consorte de España.

La Reina Letizia en sus tiempos de periodista. (Imagen de archivo). 

La mayoría de edad se considera a los 18 años para un Estado. Esa edad significa que un individuo alcanzó la madurez necesaria para responder por sus actos y libertad. Hoy, la Reina Letizia cumple 18 años como miembro de la realeza española. De presentadora en telediarios a Princesa de Asturias y, más adelante, en Reina, hay mucho más que ese aire nostálgico tanguero.

Lo primero que llamó la atención de Letizia Ortiz Rocasolano fue que, en pleno acto público, mandó a callar al Rey. “Déjame terminar” le dijo, palabras suficientes para que los más conservadores de la realeza europea empiecen a fruncir el ceño ante la nueva integrante. Nunca nadie hizo eso delante de un futuro heredero del trono, lo cual dejó entrever la inexperiencia de la periodista y la frescura de una pareja común y corriente, algo que nosotros comprenderíamos a la perfección, pero ante los ojos de la aristocracia, cobra otro valor.

Ese tropezón fue la bienvenida de una serie de trastabilles en la vida de la Reina Letizia. Con el tiempo fue adiestrando la información que la rodea, la exposición de sus familiares y su círculo más íntimo. La prensa y el periodismo salvaje le han enseñado que la discreción debe ser una alarma encendida hasta con los más íntimos. Varios Judas se cruzó en su vida dándole dos besos en su mejilla.

La Reina Letizia, en aquel entonces, convertida en Princesa de Asturias. (Imagen de archivo). 

Hubo otros errores, más de índole de ingenuidad, que llevaron a la Reina Letizia a revertir su conducta. Primero, creyó que por ser la prometida del Rey Felipe sería bien aceptada por la familia. Solo quienes más la conocen saben lo que Letizia ha sufrido dándose miles de veces la cabeza contra la pared. Eso nunca ocurrirá, demostrado está en un delicado testimonio que afirma las veces que la periodista sufrió la segregación por parte de los Borbón.

Y si de errores hablamos, ¿cómo olvidar la pelea que protagonizó junto a la Reina Sofía en Mallorca? La Reina Letizia tuvo que abrir la puerta de la Emérita en público para aparentar sinceras disculpas. Nunca pudo repararse de ese error.

La Reina Letizia y la Reina Sofía. (Imagen de archivo). 

Hoy, ese antes y después está lleno de significados y acciones que hacen de Letizia una mujer completamente diferente a aquella que confirmó su romance con el Príncipe de Asturias. Profesional, exigente, disciplinada y muy enfocada en su labor, la oriunda de Oviedo lleva con orgullo su rol y lo ejerce a la perfección, mejor incluso que sus parientes políticos aristócratas.

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