JAIME PEÑAFIEL
Jaime Peñafiel reveló el dolor que lo acompañará hasta el final de su vida
El cronista real no lo supera.Jaime Peñafiel cumplirá este lunes 13 de junio los 90 años y ha dedicado su vida a narrar los entretelones de la Familia Real como nadie: el periodista y escritor es sinónimo de información de Casa Real en España. Jamás ha resultado indiferente para los Reyes y sus súbditos: amores y tristezas, felicidades y tragedias, todo forma parte de su repertorio.
Con motivos de su nuevo libro "Alto y claro", Jaime Peñafiel ha vuelto a estar en boca de todos y confirmó una vez más una vigencia que lo hace único e irrepetible. Sin embargo, hay un dolor que este hombre lleva en lo más profundo de su corazón y que lo acompañará hasta el final de sus días.
Junio no es solamente un mes especial por el cumpleaños del cronista real, sino también porque fue en este mes, pero del año 1995, cuando con tan solo 21 años falleció su hija llamada Isabel, quien soñaba con seguir su camino y había comenzado los estudios de periodismo.
Sin éxito, como mayor impotencia y remordimiento de su vida, Jaime Peñafiel nunca pudo ayudar a su hija y quedó completamente devastado por la pérdida. Fue en este contexto, en diálogo con la Cadena Cope, que Cristina López Schlichting le preguntó por un asunto tan sensible como personal.
Yo soy una persona que tiene mucha suerte en la vida. La persona con la que vivo es inteligente. Mucho más inteligente que yo. Entonces eso me hace la vida muy fácil. Me organiza la vida. Pero en mi vida también pasé cosas terribles, como la muerte de mi hija.
Las palabras de Peñafiel esconden un pasado terrible y es verdaderamente lo que jamás se perdonará en vida, aquel momento de junio cuando le comunicaron el triste deceso de su hija, una situación que lo desbordó, al punto de no poder estar presente en el funeral.
Yo fui un cobarde. Me negué a verla. Fue su madre la que asumió todo. Es algo que no he superado, que me perseguirá siempre. Es una herida que se abre de vez en cuando. Solamente en las guerras los padres entierran a sus hijos.