Una semana diferente para la Infanta Cristina, sin lugar a dudas. Ayer, lunes, cumplió 57 años y poco se conoció sobre los detalles del festejo –si es que lo hubo- ni de quiénes la acompañaron allá lejos en Ginebra (Suiza), donde reside junto a su hija menor Irene y de donde decidió no mover ni un pelo hasta nuevo aviso luego de su regreso desde Barcelona. Y ahora, casi sin quererlo, una nueva polémica acecha a la hermana del Rey Felipe. Incluye a uno de sus hijos, al segundo, a Pablo, al deportista, al niño modélico, el guapo, el que todo lo puede. Ese que parece haber nacido a imagen y semejanza de quien es dueño de todo su amor y de todo su odio, de sus dolores de cabeza y sus angustias. Hablamos de Iñaki Urdangarin, el villano de esta novela para muchos o el héroe rebelde para otros muy pocos.

Las últimas noticias revelan un terrible disgusto que Doña Cristina habría tenido con el joven Pablo. Un enojo que habría tenido directa relación con el padre del crío, el ex Duque de Palma. Un entredicho que se remonta a cuando las tapas de revistas del corazón comenzaron a confirmar lo que la hija del Rey Juan Carlos no quería admitir: la infidelidad de su esposo.

Cuenta María José Lorenzo –que no pudo elegir mejor día para hacerlo (cumpleaños 57 de la Borbona)-, periodista, escritora y biógrafa no autorizada de la Infanta Cristina; que madre e hijo habrían protagonizado un gran enojo a partir de que el joven comenzó a hablar con la prensa de los amoríos de su padre y del futuro que les deparaba como familia.

“No pasa nada, nos vamos a querer igual” es una de las frases del joven Urdangarin que Lorenzo recuerda de aquel miércoles fatídico en que a la ex Duquesa de Palma se le venía el mundo encima. Como si fuera poco y con el correr de los días, su hijo volvía a abrir la boca para decir que no le importaría conocer a Ainhoa Armentia, amante de Iñaki Urdangarin. Una punzada en su corazón destrozado. Una herida de muerte de quien menos lo esperaba.

“A veces parecía que estaba a favor de su padre. Yo supongo que en algún momento ella le tuvo que pedir que se callara”, supone Lorenzo sobre la reacción de la Infanta Cristina ante su hijo y bromea con una de las frases más famosas que dejó el Rey Juan Carlos en funciones, cuando mandó a callar al difunto presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

La Infanta, en un limbo

Los días pasan rápido para la Infanta Cristina. Las horas se escurren como arena entre los dedos y no le queda tiempo para tomar decisiones importantes para lo que le depara su futuro. A esta altura, con rumores de aquí y de allá, la hermana del Rey Felipe todavía no sabe qué hacer respecto a Iñaki Urdangarin.

Es que hay quienes aseguran y juran que se han vuelto a ver las caras y que sus rostros no habrían demostrado ningún tipo de rechazo, sino todo lo contrario. Se vieron en Barcelona para el cumpleaños de Irene. Verdadero. También se dice que se vieron en marzo en Ginebra y que incluso se tomaron de la mano. En duda. Y, por último, hay quienes se animan a contar que habría conversaciones para darse una segunda oportunidad como pareja, todo esto a partir de que el ex Duque de Palma habría terminado su relación extramatrimonial. Todo está envuelto entre dos enormes signos de interrogación.