No todo es abrazos y risas para la Infanta Cristina esta semana, que ayer lunes festejó 57 años. Un nuevo dolor la aqueja. Un nuevo desafío se cierne entre las profundidades de su ser y sentir. Algo le quita el sueño. No lo quiere, pero no lo puede postergar ni un minuto más. Debe tomar una decisión. Una dura. Muy difícil. Una que podría cambiar su vida para siempre. Y no solo tiene que ver con Iñaki Urdangarin, como muchos osan reducir las preocupaciones que ocupan la mente de la hermana del Rey Felipe. Esto va mucho más allá y es kilométricamente más importante.

Lejos ha quedado en el tiempo –aunque nunca está ausente- el momento en que el mundo de la ex Duquesa de Palma se venía abajo y le caía con fuerza en sus hombros. Fueron sus hijos (Juan, Pablo, Miguel e Irene) quienes evitaron el derrumbe, fueron los pilares que lograron sostenerla en el peor momento de su vida. Y hoy, lo padece de un modo impensado.

De la infidelidad de Iñaki Urdangarin, hoy a la Infanta Cristina la desvela el hecho de estar tan lejos de sus críos. Solo la pequeña Irene, que hace poco cumplió 17 años, permanece junto a ella en Ginebra (Suiza). El resto de sus pichones vuelan lejos de ella y siente la inmensa necesidad de volver a abrigarlos bajo sus grandes y cálidas alas. Entonces, prima la gran y trascendental pregunta: ¿qué hacer para lograrlo?

Una difícil decisión

En pocas semanas, Irene iniciará sus estudios superiores. Le demandará un enorme tiempo y casi no podrán compartir juntas como lo venían haciendo. Sumado a esto, su hijo mayor Juan se encuentra en India como cooperante, Pablo está concentrado en su carrera deportiva y Miguel se encuentra estudiando en Londres. Y es aquí donde a Doña Cristina se le presenta la siguiente disyuntiva: ¿volver o no volver?

Por estas horas, la Infanta Cristina se plantea si regresar o no a Barcelona, donde se encuentran sus amigas más cercanas. Solo ellas podrían ocupar el vacío de su corazón en estos duros tiempos, ya que desde el Palacio de la Zarzuela no ha habido buenas señales. Su hermana querida, la Infanta Elena, eligió el silencio cuando se enteró de los rumores que planteaban la posibilidad de una segunda oportunidad con Iñaki Urdangarin. Tampoco sus padres son una posibilidad de alivio. La Reina Sofía recién esta semana ha vuelto a la actividad y su padre el Rey Juan Carlos mucho no puede hacer desde su destierro en Abu Dabi. Qué decir de su hermano el Rey Felipe y de su cuñada la Reina Letizia, cada cual con sus respectivos problemas. Solo las amistades podrían aliviar a la ex Duquesa de Palma.