En la Capilla de San Jorge de la Casa Windsor no fue todo jolgorio y aplausos. En aquel lugar donde la Orden de Jarretera nombraba Dama Real a Camilla de Cornualles, esposa del heredero al trono Príncipe Carlos, ocurría un desentendido familiar de magnitudes catastróficas. Ocurrió horas antes de celebrarse la misa que allanaría aún más el camino de la consorte de Gales hacia la Corona que le correspondió en un principio a la amada y recordada Lady Di.

A escasos momentos de ungir a Camilla Parker, una seria advertencia preocupó a la Reina Isabel. Provenía del menos pensado, de quien jamás hubiera esperado semejante pedido, considerado por muchos una traición o, mínimamente, una jugada muy sucia, teniendo en cuenta el sentir de Isabel II sobre aquello de lo que la terminaron privando. El responsable es uno de sus nietos, y no cualquiera de ellos, sino quien ha decidido afrontar con orgullo las responsabilidades reales en lugar de escapar a otro continente. Hablamos del Príncipe Guillermo.

El Duque de Cambridge habría amenazado a su abuela con ausentarse del trascendental acto en la Capilla de San Jorge si su hijo preferido, el Príncipe Andrés, asistía a la misa. Una demanda que puso a la monarca inglesa entre la espada y la pared. Un pedido que la obligó a elegir entre el amor de madre y la responsabilidad de proteger la reputación de la Casa Real que encabeza.

La Reina Isabel escuchó la advertencia de su nieto mayor y obligó, entonces, que su hijo preferido, quien realmente quisiera que la sucediera en el trono, se ausentara de los actos en honor a Camilla de Cornualles. Una “decisión familiar”, según expresaron en un comunicado que hicieron circular desde el Palacio de Buckingham.

El Príncipe Andrés, un estigma para la Reina

El Duque de York fue relegado de todos los actos oficiales luego de ser demandado por abuso sexual. Su reinserción en la vida pública no está siendo nada fácil y ve en su camino el rechazo de su propia familia, especialmente de su hermano, el Príncipe Carlos, y de su sobrino, claro, el Príncipe Guillermo.

Puertas adentro de Buckingham se dice que los dos máximos exponentes masculinos de la Corona inglesa estarían celosos de la relación que el Príncipe Andrés mantiene con su madre, la Reina Isabel, a pesar de las acusaciones que lo aquejan. Prueba de ello es, por ejemplo, que la monarca no haya tenido en cuenta desde un comienzo la ausencia de su segundo hijo.