Últimamente se habla mucho de Charlène de Mónaco y del Príncipe Alberto. El regreso de la princesa a su hogar, luego de permanecer durante casi un año internada en vigilancia médica a causa de una infección que casi le cuesta la vida, volvió a formar parte de las tapas de revistas y medios digitales de Europa.

Aún mientras luchaba con fiereza por quedarse en este mundo para permanecer al lado de sus hijos, los mellizos Jacques y Gabriella, hubo quienes hicieron circular un terrible rumor sobre ella y su esposo. Aseguraban que Su Alteza Serenísima y el titular del Principado de Mónaco estaban a punto de separarse.

La versión sobrevoló el continente y llegó a tapas de revistas en distintos idiomas. Muchos especularon con una segunda mujer en discordia por parte del Príncipe Alberto, otros deslizaron que Charlène de Mónaco tendría ganas de reinventarse luego de haber engañado a la muerte. Lo cierto es que, finalmente, por las razones que sean, ni ella ni él tomaron caminos distintos. Y despejaron toda duda cuando se mostraron más unidos que nunca durante el Gran Premio de Fórmula 1 que se realizó hace algunas semanas en su país.

Sin embargo, a pesar de los besos, los abrazos, la escasa distancia que muestran en cada foto desde la recuperación de la princesa monegasca, hay quienes todavía dudan y esgrimen terribles hipótesis. Rumores que rozan el disparate y ponen a la sucesora de Grace Kelly en una posición bastante complicada.

Un acuerdo macabro

Con Charlène de Mónaco de regreso de la muerte, apenas semanas después, un viaje del Príncipe Alberto llamó la atención de la prensa. Él y sus hijos viajaron sin la princesa a Disney. Lo hicieron en el marco del 30° aniversario del parque de diversiones que lleva el nombre del famoso caricaturista y fundador. Entonces, surgió la que es quizás la versión más cruenta de lo que muchos apuntan que sería el verdadero motivo de Charlène para seguir junto a Alberto II.

Se habla de un acuerdo, con firma y sello, a través del cual se busca evitar un divorcio o distanciamiento no legal. Un contrato que tendría un valor ascendente a no menos de 12 millones de dólares. Dinero que, en este caso, recibiría la sucesora de Grace Kelly para permanecer junto al titular del Principado y participar de uno que otro acto oficial como “Primera Dama”. Todo por un plazo indeterminado que, al finalizar, habilitaría a la princesa a emigrar a Ginebra (Suiza), donde podrá continuar su vida como mejor le plazca. Todo esto, por supuesto, son rumores.