El lugar y la mujer que sacaría de las casillas a la Reina Letizia

La Reina Letizia, créase o no, cumplirá 50 años en septiembre, demasiados como para tener que hacer más cosas de las que ya hace y sobre todo para visitar lugares y cruzarse con personas que no piensa conocer ni quiere ver cara a cara. Todo esto hubiera sucedido si la Consorte hubiera llegado a Noruega este viernes.

Ni la Princesa Ingrid Alexandra, gala, fanfarrias, francachelas, banquetes, orquestas, lluvia de tiaras, posados para la eternidad, histórico encuentro de Princesas representa nada que a la Reina Letizia le cambie la decisión más polémica del año que ha tomado y es su ausencia.

Mientras el Rey Felipe pose en soledad como único representante de la Corona Española, el único junto a su ahijada la Princesa Ingrid Alexandra, será inevitable pensar en Letizia y su ausencia histórica. Algo tan cierto como que la Reina Letizia conoce casi todo el mundo, pero oh casualidad, nunca ha puesto un tacón en Oslo: ni como princesa ni como soberana.

Es tal el rechazo de la Reina Letizia hacia Noruega que, junto al Principado de Mónaco, son los únicos lugares monárquicos que no ha visitado. Y vaya si Letizia ha tenido oportunidades para estrechar lazos con la realeza nórdica, pero hay otra poderosa razón por la cual no ha viajado a Noruega tampoco esta vez.

Sí, claro, por supuesto que es importante reencontrarse después de tres meses con la Princesa Leonor en casa, pero la mujer que estará presente esta noche en la gala de Noruega es una de las principales enemigas de Doña Letizia y no, no es Eva Sannum, la modelo de ese país que fue un gran amor del Rey Felipe.

La mujer no es otra que Marie-Chantal de Grecia, la mayor enemiga pública de Letizia, la única que la ha enfrentado después de salir en defensa de su tía, la Reina Sofía, en un gesto sin precedentes y que causó un verdadero asombro cuando se dio el escándalo en el posado fallido de Doña Sofía con sus nietas en 2018 en la Catedral de Palma de Mallorca.

Entre Noruega y Marie-Chantal de Grecia sobran los motivos para que la Reina Letizia se confirme como una monarca totalmente independiente capaz de romper las antiguas costumbres reales, dejando al margen a la Princesa Leonor de las nuevas generaciones que reinarán el continente. Su suerte está echada. Y Letizia ha jugado sus cartas.