El ovni de Jaime Peñafiel y el terrible engaño a la Reina Sofía

-¡Qué suerte habéis tenido! Yo que llevo toda mi vida esperando –le reveló ansiosa la Reina Sofía a Jaime Peñafiel.

-Se trataba, señora, simplemente de un objeto no identificado –le respondió el periodista a Su Majestad.

-Tienes que creer, tienes que creer –le replicó por última vez Doña Sofía y se alejó de la escena.

El curioso diálogo entre la Reina Sofía y el periodista Jaime Peñafiel ocurrió en junio de 1978, en el marco de la primera visita de la entonces Reina Consorte de España a la República Popular China. En aquel viaje, en que cronistas y royals viajaban en aviones separados, un extraño suceso ocurrió en pleno vuelo.

Entre las tres y las cuatro de la madrugada, mientras sobrevolaban la frontera entre India y China, Peñafiel mira por una de las ventanillas de la aeronave. Una luz lo encandila y hace que se tape los ojos por el intenso brillo. Lo que describió después, todavía debe ser materia de discusión entre quienes creen en fenómenos extraterrestres y los que no.

“Al mirar a la izquierda por la ventanilla vi dos focos inmensos aproximándose al avión en el que íbamos. Todo el mundo se despertó porque fue como si se hubiera hecho de día. La luz era más fuerte que la luz del sol”, reveló Peñafiel en un artículo que publicó a fines de mayo en el portal “República”.

Fue al aterrizar en Pekín que Doña Sofía se les acerca desesperada para hacerles la pregunta que les quedará grabada para siempre: “¿Es verdad que habéis visto un ovni?”.

Ese mismo año, pero en noviembre, la Reina viajó a Perú, en donde, a pesar de la apretadísima agenda, que apenas dejaba tiempo a los periodistas para dormir, encontró un hueco para sobrevolar las famosísimas Líneas de Nazca, que forman siluetas de animales y otros seres que solo pueden ser vistas desde el cielo.

“Me sorprendió la emocionada curiosidad con que la reina contemplaba los geoglifos del mono, la araña, el colibrí y las espirales que constituían el mayor calendario astronómico del mundo”, recuerda el periodista.

La afición de la Reina por el tema que detectaron aquel día Peñafiel y el resto de los periodistas que integraban la comitiva, entre ellos el famoso escritor y ufólogo JJ Benítez, les ingenió para hacerle un regalo fuera de serie. Una roca de más de 2000 kilos, tallada supuestamente por una civilización desconocida. El obsequio más sorprendente que alguna vez recibió Doña Sofía de Grecia.

La enorme roca llegó al aeropuerto de Barajas y desde allí fue llevada hasta el palacio de la Zarzuela donde, durante mucho tiempo, lució junto a la piscina.

Con el tiempo, las rocas talladas de Nazca fueron puestas en duda por los científicos. Inclusive años antes de la visita de la Reina a Perú ya había publicaciones que aseguraban que las piedras eran obra de manos humanas. Hubo hasta una confesión de uno de los supuestos científicos descubridores de los magníficos grabados. Un engaño mundial que hace sospechar de las verdaderas intenciones que tuvieron Peñafiel, Benítez y el resto de la comitiva de prensa (Iñaki Gabilondo, Pilar Cernuda, Ana Zunzarren, Ramon Rato, Alberto Schommer) para realizar semejante regalo a la monarca española.

La roca ya no está junto a la piscina de la Zarzuela. ¿Acaso la Reina ha sentido que le jugaron una cruel broma?

“Hoy, ignoro donde se encontrará. Posiblemente en algún rincón de los jardines de Zarzuela, ese lugar paradisíaco donde ella es feliz o desgraciada, según el devenir de los acontecimientos políticos y familiares que sacuden su vida como reina, como madre, como esposa abandonada y como abuela”, concluye en principal narrador de la Corona Española, ¿también burlista?