REY JUAN CARLOS

El día que la madre de la Reina Sofía salvó al Rey Juan Carlos

Un secreto nunca antes revelado vio la luz después de largos años.
miércoles, 8 de junio de 2022 · 12:08

La historia del Príncipe Azul no existe. Es lo que decía la Reina Sofía allá por 1988 en una entrevista grabada, ya casada con el Rey Juan Carlos. Lo hacía sin saber lo que sus dichos provocarían muchos años después cuando sus palabras cobraron total dimensión y confirmaran cuánta razón tenía. “Son cuentos de hadas, cuentos de niños”, reafirmaba ante la cámara que filmaba cada detalle, cada centímetro de su rostro para determinar, luego, cada gesto expresado. Y no hicieron falta. Hoy lo que parecía una novela es una triste realidad que se vive en la Monarquía española que, en sus últimos años, se ha visto envuelta en historietas para colmar las tapas de revistas del corazón.

Nos conocimos cuando teníamos 15 años. En 1961 nos hicimos novios y nos casamos en el 62. Pero eso del príncipe azul… son cuentos de hadas. Cuentos de niños, yo creo.

En la Realeza todo debe parecer un cuento de hadas. Parte de ser un royal y disfrutar la buena vida tiene que ver con eso, con equilibrar una balanza hecha de grandes momentos a la que hacen sobrepeso una serie de momentos oscuros y tristes, situaciones que ningún miembro de Familia Real, de ningún reino, tiene permitido que conozca la luz.

Es por esto, y por consejo de su madre, que la Reina Sofía soportó tantos años las infidelidades de su marido, el Rey Juan Carlos, a quien hoy le paga con una moneda muy distinta. No hay amores de por medio en la vida de la Consorte, por el contrario, le habita una profunda indiferencia por su marido, al que prefiere ni ver, ni escuchar, ni sentir. Quedó esto demostrado en la última visita del Emérito en Sanxenxo a la que, por supuesto, ni pintó.

Rey Juan Carlos, en una visita reciente a Sanxenxo. (Foto: AP)

En la última entrega de la serie documental "Los Borbones: una familia real" fue revelado un intento de recomponer la relación por parte de los entonces reyes de España. Fueron a una psicóloga y los resultados fueron ruinosos. Aquella consulta no solo descompuso aún más la pareja, sino que hizo correr riesgo al reino.

Doña Sofía ya sabía de Corinna Larsen y de Marta Gayá, amantes confirmadas de Juan Carlos I, y a cuya última todavía se le atribuye una relación que dura hasta la actualidad. Pero no fue una mujer de renombre la que crispó a la Consorte y la llevó al borde de la locura. Fue una joven actriz que cantaba cuplés, cuyo nombre no fue revelado, a la que encontró in fraganti junto a su esposo.

La Reina Sofía huye a la India después de mirar a los ojos de su amor el Rey Juan Carlos y ver en ellos el verdadero desamor. No solo había sido engañada ella, sino que su corazón hecho pedazos le declaraba la cruda verdad de que aquello que deseaba jamás le sería correspondido. Una decisión que, de haber continuado sosteniendo, hubiera puesto en grave riesgo la estabilidad de la Corona Española, tal y como ocurrió años después con los desfalcos financieros descubiertos al Emérito, quien fue obligado a abdicar en favor de su hijo para preservar a la realeza.

Los amores del Rey Juan Carlos: la Reina Sofía, Gabriela de Saboya, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, Marta Gayà, Bárbara Rey y Olghina de Robilant. (Ilustración de Tomás Serrano)

Consejo de madre y de Reina

Doña Sofía se fue a India con maletas y sus tres hijos (Elena, Cristina y Felipe) para ver a su madre. Allí, la Reina Federica le prohibió desempacar. En cambio, la miró a los ojos y le dio un crudo consejo, que la convirtió en lo que es hoy: una Reina fuerte y que supo aguantar los embates del tiempo y del desamor provocados por el Emérito en favor de la preservación de la Corona Española.

Boda del Rey Juan Carlos y la Reina Sofía, en 1962. (Foto: AFP)

El consejo de su madre, sobre lo que debía hacer con el Rey Juan Carlos, fue el siguiente: “A una princesa o a una reina, su marido nunca la engaña. Y si la engaña, nunca se entera. Tu sitio es Madrid, la Zarzuela, así que no deshagas la maleta y vuelve”.

A una princesa o a una reina, su marido nunca la engaña. Y si la engaña, nunca se entera.

Así fue, entonces, que la Reina Sofía tomó sus cosas y volvió al Palacio de la Zarzuela. Lo hizo con el corazón hecho mil pedazos, pero con el único objetivo de convertir a su hijo en Rey. Y sí que lo logró.