Lo que a Victoria Federica se le está haciendo imposible de alcanzar

Está ahí. Y por más que es quien es, le resulta dificilísimo lo que a otros sin su estirpe ni siquiera les valió la pena. ¿La desvela? Quizás no, pero seguramente lo ve y piensa en lo que sería si lo alcanzara de una vez por todas. Está lejos Victoria Federica y ella lo sabe, aunque no lo demuestre.

No sabemos si es su objetivo. Alguna vez supo decir que no la desvelaba la idea, ni que tampoco pensaba dedicarse a ello. Pero las imágenes están ahí, se ven, no mienten a diferencia de una palabra que no dice nada y al mismo tiempo lo dice todo.

¿Es o no Victoria Federica una influencer? Conceptualmente, sí. Técnicamente, no. ¿Cómo así? Hay un número que los expertos en marketing y redes sociales establecen como el margen para empezar a hablar de influencias en plataformas sociales. Y todo es cuestión de seguidores: se necesitan mínimo 500 mil.

Diez meses después de abrir su cuenta en Instagram, la hija de la Infanta Elena cuenta con 197 mil seguidores. Una recolección que según un análisis realizado mediante la herramienta “Social Blade” se ha frenado e inclusive caído abruptamente un 41%.

“No me expongo mucho y lo poco que muestro es lo que soy de verdad, eso es lo importante. Desde luego, tengo muy claro que no quiero convertirme en una influencer. Es un trabajo que respeto mucho, de hecho, tengo buenos amigos que se dedican a esto. Sin embargo, no es una salida profesional con la que me identifique. Quizás sí me sienta cómoda siendo alguien influyente, pero son dos conceptos que no tienen nada que ver”, dijo la royal juvenil en abril pasado a la revista “Elle”.

A pesar de las palabras de Victoria Federica, sus redes ruedan en torno a sus viajes y a los looks con ropa de altas marcas. Algo así como lo que hacen los jóvenes que se consideran influencers basados en números y en su accionar.

Si acaso fuera la intención de la hija de la Infanta Elena de definitivamente de tener cierta influencia en las redes sociales, deberá invertir algo de tiempo para alcanzar esa meta que, al menos hoy, parece bastante lejana y difícil de alcanzar.