Los terribles pensamientos que invaden la mente del Rey Juan Carlos en Abu Dabi

Los días son más largos que lo habitual para el Rey Juan Carlos en Abu Dabi. En ocasiones, una horrible sensación de ahogo lo visita en su habitación del lujoso hotel que habita desde hace dos años. Prácticamente, no sale de esas cuatro paredes. Se queda allí, sumido en los recuerdos y la memoria física de la tibia brisa marina estrellando su rostro, con la imagen de velas en el horizonte, el graznido de gaviotas cercanas, el sonido de las olas que se estrallan contra las rocas.

Nada de eso es real en la actualidad para el Rey Emérito, que debe soportar permanecer a más de cinco mil kilómetros de distancia de la tierra que lo vio nacer y reinar, de la que tuvo que retirarse por sus pecados financieros perdonados por la Justicia de los hombres.

El Rey Juan Carlos está deprimido. Extraña su país. A su familia. Quiere verse nuevamente rodeado por sus hijos, sus nietos y, si no hay más opción, de su esposa y su nuera, las reinas Sofía y Letizia. Pero no puede. Es imposible. Ni aun deseándolo tan fuerte que al universo no le quede más opción. El Rey Felipe usará su propio multiverso para evitarlo.

Es preocupante el estado actual del Monarca retirado. Y quien lo cuenta no es otra que la mismísima Pilar Eyre. Entonces, no queda más que creer cada palabra que escribe en su artículo semanal para “Lecturas”. Asegura que el Emérito está en su peor momento, no físico, sino anímico. “Más que vivir, vegeta, porque me dicen que está con el ánimo por los suelos”, cuenta sobre lo que ha podido averiguar de altísimas y confiables fuentes.

“Ya no le parece tan descabellado redimirse de su triste suerte pidiendo disculpas a los espanñoles por su comportamiento", agrega Eyre que, luego, transcribe lo que el entorno del Rey Juan Carlos le dice. “Lo que es la salud física, bien, pero, de moral está auténticamente hundido. Este aniversario es mortal para él, su venida a España en mayo ha sido demoledora y las consecuencias, durísimas", dicen sus amigos sobre la última vez que el Emérito pisó tierras españolas, en Sanxenxo.

La afamada Pilar Eyre continúa su relato haciendo unas cuantas revelaciones más acerca de los pensamientos que invaden a Juan Carlos I en su soledad. Dichos que le recuerdan al abuelo del Emérito en Roma, que se repetía, una y otra vez, la siguiente frase: “Ahora solo me queda morirme”.

Estar solo no es bueno para nadie. El Rey Juan Carlos habría comenzado a sufrir una crisis melancólica importante, que seguramente encenderá alguna de las alarmas de la Casa Real. Hace muy poco se había especulado sobre una posible visita de la Infanta Elena que, finalmente, no se pudo confirmar.

Ahora solo me queda morirme

¿Tomarán medidas en el Palacio de la Zarzuela? ¿O acaso continuarán concentrados en sus vacaciones en el Palacio de Marivent? Dicho sea de paso, otra de las razones que deprime y desvela al Rey Emérito es estar acostumbrado a pasar sus vacaciones de verano en Mallorca para disfrutar de la tradicional Copa del Rey de vela.