Este 3 de agosto se cumplen dos años exactos desde que el Rey Juan Carlos emprendió un viaje inesperado y sin retorno. Se ha ido hasta Abu Dabi para instalarse allí el tiempo que sea necesario. Lo ha hecho por el bien de la Corona. ¿A pedido de su hijo el Rey Felipe?

De uno u otro modo, la fecha remueve algunas emociones. En especial de aquellos que nunca dejaron de creer en Don Juan Carlos, a pesar de sus incontables escándalos, ya sea por sus incontables infidelidades o por sus desfalcos financieros.

Nada de lo malo importa a los fieles del Rey Juan Carlos. Absolutamente nada les quitará de la mente -mucho menos del corazón- su lealtad absoluta al Monarca retirado.

Dos meses antes de su traslado es que comenzaron a estallar los escándalos provocados por los malos manejos económicos. Hechos investigados por el Ministerio Público y que, finalmente, no han prosperado por distintas razones; todas positivas para el Rey Emérito. Estos delitos sin condena fueron las supuestas comisiones por la obra del AVE a La Meca, los abonos del millonario mexicano Allen Sanginés-Krause y el trust de la isla de Jersey que le llevó a ingresar unas comisiones valoradas en más de 10 millones de euros.

Estos hechos, entonces, habrían sido el incentivo necesario para que el Rey Juan Carlos tomara tamaña determinación “con profundo sentimiento, pero con gran serenidad”, tal y como expresó con sus propias palabras aquel recordado día.

En Abu Dabi vive en una moderna vivienda privada, muy próxima al Palacio Presidencial, situada cerca del hotel en el que se había hospedado al comienzo. Esta segunda residencia fue cedida por el Jefe de Estado, quien también ofrecería posteriormente al Monarca retirado otra de sus propiedades en el desierto.

Regreso polémico y pregunta eterna

El Rey Juan Carlos todavía paga los platos rotos por su última visita a España, la primera en más de dos años, cuando aterrizó casi de sorpresa en la localidad de Sanxenxo para visitar a sus amigos entrañables del Real Club Náutico. Un viaje más corto de lo programado, ya que, por la indignación que generó a altos funcionarios del Gobierno de España y la presión que la institución ejerció en la Casa Real, debió tomar sus maletas y volverse por donde vino.

El responsable de darle las malas noticias fue su propio hijo, el Rey Felipe, con quien mantuvo una reunión de más de cuatro horas en las que se dijeron de todo, según revelaron en incontables crónicas los periodistas más especializados en realeza española.

La explicación oficial, más tarde, a través de un comunicado, fue que la retirada imprevista del país se había debido a razones de “índole privada”. Fue así que el Rey Juan Carlos no volvió como él deseaba hacerlo el 10 de junio a Sanxenxo para disfrutar de la Copa de Vela en la que sus amigos participarían a bordo de su barco “Bribón”. Pasada la fecha indicada, no hubo más pistas sobre la incógnita que todavía resuena, a exactamente tres años.

A favor o en contra del Rey Emérito, todos en algún punto se hacen la misma pregunta: ¿Cuándo volverá a España? De momento y, quizás durante mucho tiempo, esto sea un misterio.