El Príncipe Alberto y Charlène de Mónaco, 11 años de blindaje y secretismos

Como la mayoría sabe, Charlène de Mónaco regresó por todo lo alto a la vida pública, pero es inevitable no pensar en los momentos claves desde que "tocó fondo", porque no solo cambió su rutina, sino también la de su esposo el Príncipe Alberto.

Si bien en total fueron 15 meses de ausencia y un misterio absoluto en torno a la salud física y mental de la exnadadora olímpica, es ahora cuando la revista "Quién" se pronuncia respecto a cómo se apagaba la imagen de ella y la razón por la que la oleada de rumores no cesaban.

De acuerdo al medio citado, la dinámica del matrimonio real cambia muy a menudo y, a decir verdad, acarrean 11 años de blindaje y secretismos en sus espaldas. "Lo perciben los medios y lo nota la gente que pregunta, con cierta preocupación, a la princesa por su estado de ánimo en redes sociales", comenzó el ejemplar antes de ahondar en el verdadero propósito.

No es un desgaste que se haya dado con el tiempo. La realidad es que el matrimonio de Alberto y Charlène dio mucho de qué hablar desde el inicio.

Tras estas palabras, el magacín explicó a sus lectores que la relación sentimental de los padres de los príncipes Jacques y Gabriella tardó más de la cuenta en hacerse pública, puesto que se conocieron en el año 2000 y no se oficializó el noviazgo hasta 2006. Aunque la cosa empeoró tras haber contraído nupcias por el peculiar comportamiento de la Marquesa de Baux, quien habría intentado escapar en tres ocasiones de Mónaco y la prensa rosa se refirió a ella como la casi "novia fugitiva". 

La fastuosa boda de tres días, y que contó con lo más top de la realeza europea, estuvo marcada por las lágrimas constantes de la princesa de origen sudafricano.

De esta manera, el periódico en cuestión deja entrever que se desconoce las circunstancias personales de Charlène de Mónaco por tanto llanto en el día de su boda y, si bien algunos portales aseguran que solo se trató de un momento muy emotivo para ella, el rotativo hizo especial hincapié en la paternidad obligada que asumió el Príncipe Alberto con las respectivas demandas de parte de las madres de sus hijos ilegítimos a las que hizo frente.

"De no haber tenido hijos legítimos, la línea sucesoria habría pasado a Carolina de Mónaco y su familia. El príncipe Jacques es el sucesor que Alberto II tanto ansiaba, por lo que la paz reinó al menos por un tiempo en el Principado. Aunque, con el paso de los años, el semblante triste y pensativo de Charlène continúa haciendo ruido", sentenció el tabloide.