La tristeza y decepción que el Rey Felipe debió soportar en completa soledad

¿Pudo ser mejor? Seguramente. ¿Lo deseaba con toda su alma? Creemos que es así; sin pruebas pero tampoco dudas. Lo habíamos dicho. Era como un maleficio imposible de romper y, de hecho, para el lamento de todos, así fue. El Rey Felipe no ha podido coronar un fin de semana de ensueños, con final feliz como dicta el guion de todas las películas de Disney sobre la realeza. Resultó más bien como en ‘Náufrago’ de Tom Hanks, donde a pesar de hacer el viaje de regreso de su vida, su mayor anhelo terminó siendo de otro.

La Copa del Rey MAPFRE de Vela le fue esquiva a Don Felipe. La última oportunidad que tuvo no fue aprovechada y la gloria fue, por segundo año consecutivo, para Teatro SOHO Caixabank.

El Rey Felipe solo faltó a una de las jornadas de competición, el martes, cuando debió encabezar el tradicional despacho de verano con el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez.

En el inicio de la primera mitad del certamen, Su Majestad y la tripulación del AIFOS 500 de la Armada Española habían logrado el segundo puesto y caído abruptamente a la octava posición. En la segunda mitad, cuando el torneo “vuelve a empezar”, se les presentaba una nueva oportunidad y pudieron lograr una victoria que no alcanzó en la última de las mangas, quedando fuera del podio y logrando una quinta posición con sabor bastante amargo.

Su mirada lo decía todo. El Rey Felipe estaba triste y lo invadía la decepción. La embarcación que capitaneaba solo pudo hacerse del título una vez en su historia, en 2008, justo cuando él decidió no estar. Una maldición que se mantuvo intacta. Y tuvo que soportar en completa soledad y estoicamente esa sensación amargura en la boca y el nudo en la garganta que provoca la frustración de sentirse tan cerca y tan lejos a la vez.

Don Felipe no solo participó de la Copa del Rey MAPFRE, fue el responsable de entregar los trofeos, que miró de reojo en todo momento, como acusaron las decenas de cámaras que estuvieron en el Real Club Náutico para inmortalizar el momento.

Ni la Reina Letizia, ninguna de sus hijas, ni la Princesa Leonor ni la Infanta Sofía, acompañaron a su padre Don Felipe ni siquiera en la última jornada de competencia, la más importante de todas, en la que el Soberano necesitaba nutrirse de apoyo para hacerse por fin de ese logro que le viene siendo esquivo desde hace más de una década.

Ahora también el Rey Felipe partirá solo de Mallorca. Lo hará rumbo a Colombia, al otro lado del charco, para participar de la asunción del nuevo Presidente de ese país, Gustavo Petra. A su regreso a España, se espera el Monarca inicie sus vacaciones privadas junto a su familia, de cuyo destino final no hay indicio alguno. Como debe ser.