La traición a largo plazo del Príncipe Alberto a Charlène de Mónaco

El matrimonio entre el Príncipe Alberto y Charlène de Mónaco siempre estuvo cubierto bajo un manto de dudas y las últimas revelaciones de la prensa francesa dejan un halo de sospecha después de que se revelaran decisiones tomadas por el Soberano que mostrarían una traición hacia su Consorte. 

En su última publicación, la revista francesa "Closer" develó que, el 29 de julio de 2022, el Príncipe Alberto firmó un decreto que confirma a Charlène de Mónaco como su regente, aunque con algunas llamativas limitaciones, modificando una decisión que había tomado en 2015.

Ese texto establecía que, en caso de la muerte del Soberano o una imposibilidad para continuar en el cargo, sería Charlène de Mónaco quien tomaría la regencia hasta que su hijo Jacques cumpla los 18 años para sucederlo en el trono del Principado.

“Si el Príncipe heredero es menor de edad en el momento de la muerte o abdicación del príncipe reinante, la regencia la ejerce, en el primer caso, la esposa del Príncipe fallecido o, en su defecto, el heredero mayor de edad más próximo a él en el orden de sucesión”, algo que le daría atributos nada menos que a Carolina de Mónaco.

Pero en "Closer" contaron que, el pasado verano, el Príncipe Alberto introdujo algunas modificaciones que podrían significar una quita de confianza para su propia esposa: estaría limitada en sus movimientos y no tendría la capacidad de decisión sin antes alcanzar la aprobación de un Consejo de Regencia, que deberá estar conformado por siete personas.

Si bien será Charlène de Mónaco la que asumiría la presidencia de este Consejo de Regencia, deberá reunir la mayoría de las voluntades para poder tomar decisiones en soledad o de manera inconsulta.

Aunque goza de buena salud, el hijo de Raniero y Grace Kelly es consciente de que su heredero, Jacques, recién cumplirá los 18 años en 2032 y no quiere que la sucesión lo tome por sorpresa.

Lo llamativo de todo esto es que, el martes, el Príncipe Alberto estuvo de cumpleaños y la única ausente del tradicional saludo desde el balcón fue, precisamente, Charlène de Mónaco. ¿Se habrá abierto otro foco de conflicto en la pareja?