Luego del susto que se han llevado Kiko Rivera y sus allegados por el cuadro de ictus que lo llevo hasta la UCI de un hospital de Sevilla, Irene Rosales ha roto en llanto por la situación que vive en su casa, acompañando a su marido y padre de sus hijas. 

Según reconstruyó Marisa Martínez Blázquez, amiga de Irene Rosales, Kiko Rivera no estaría haciendo bien los deberes y no se habría tomado muy a pecho las recomendaciones que los médicos le hicieron para que su recuperación sea plena y sostenida. 

Kiko Rivera, de 38 años, ha sufrido un ictus durante la madrugada del 21 de octubre y estuvo cuatro días internado, debido a la fragilidad de su salud. Una vez afuera, deberá seguir una serie de pautas para poder estabilizar su cuerpo, después de años de maltrato con el consumo de alcohol y drogas.

Invitada al plató de "El Programa de Ana Rosa", Blázquez reconoció que la modelo "está teniendo ciertos roces y desencuentros porque Kiko Rivera no está haciendo las cosas y deberes que los facultativos le han prescrito".

Siguiendo con su relato, la colaboradora ha sostenido que "es verdad que está intentando dejar de fumar, que está utilizando un sustituto del tabaco. Pero el tema de ejercicio físico no lo está haciendo. Iba a coger un entrenador personal y no lo está haciendo. el tema del régimen de comidas, que tenía que hacer un régimen de comida saludable tampoco".

La modelo, que fue vista llorando en su coche, lucha a diario contra las costumbres del hijo de Isabel Pantoja, que parece no querer tomarse en serio esto de que estuvo al borde de la muerte.

Para el cierre, Blázquez ha confesado que "Irene se esfuerza de que todo esto lo consiga, pero Kiko hace caso pero omiso".

El acoso mediático y el pedido de respeto de Irene Rosales

Visiblemente dolida por el momento familiar que ha estado transitando en las últimas semanas, la esposa de Kiko Rivera se ha quebrado en un video que compartió desde su cuenta de Instagram el pasado martes. 

Ocurre que Irene Rosales había ido al cementerio a dejarle unas flores a sus padres cuando se encontró con un grupo de periodistas que pretendían consultarle sobre el estado de salud de Kiko Rivera.

Cansada del acoso, la Irene Rosales pidió "un mínimo de respeto" para su intimidad, tan vulnerada en el último tiempo por los sucesos de salud que atravesó el hijo de la tonadillera.