Las novias del Rey Carlos que jamás quisieron estar con él, un amargo recuerdo

El Rey Carlos tuvo una juventud intensa, especialmente en su vida privada, que debía tratar con cautela por ser el hijo de la Reina, aunque no por eso se quedó sin vivir numerosas experiencias acompañado de jóvenes que pasaron momentáneamente por sus brazos.

La lista del Monarca es realmente extensa y llena de anécdotas. El joven Carlos se había prometido comprometerse a los treinta. Luego de que alguien más le arrebatara a su Camila en el altar, decidió vivir una vida amorosa plena en busca de un buen partido.

El joven comenzó a tener numerosas citas por consejo de su padrino Lord Mountbatten, que le sugirió disfrutar a pleno de su juventud y de las mujeres a su alrededor antes de sentar cabeza y casarse, pero que al momento de hacerlo eligiera a una mujer dócil y joven, no a su verdadero amor, Camila. En la lista aparecen grandes apellidos, Guinness, Wellesley, e incluso la mismísima hermana de Diana Spencer.

Antes incluso de Camila, el Rey Carlos tuvo un breve romance con Caroline Longman. La madre de esta fue una de las damas de honor en la boda de Isabel II por el año 1947.

Entre tantos nombres y apellidos surge uno que sería más que familiar en los tiempos venideros. Es que el hijo de la Reina Isabel también salió con la hermana de Diana Spencer, Sarah. La hermana menor de Lady Di fue quien los presento más adelante. Su relación termino luego de que Sarah hablara con la prensa con total transparencia sobre sus problemas de alcohol y trastornos alimenticios, además de tener una vida amorosa muy activa. Luego de que Carlos y Diana se casen declaro que jamás habría aceptado ser su esposa, ni aunque fuera limpiador o el mismo Rey de Inglaterra

Una candidata más que prometedora fue Davina Sheffield, la prima de Samantha Cameron, esposa del ex primer ministro David Cameron. Una completa BBB (blonde, beautiful and blue-blood) cuyas siglas en español se traducen como "belleza rubia de sangre azul", el romance termino abruptamente luego de que se supiera que Davina no era virgen, un requisito indispensable por aquella época para casarse con el heredero al trono de Inglaterra.

Quien efectivamente acepto dar el gran paso frente al altar fue Diana de Gales, que apareció en su vida luego del fallecimiento de su padrino casi como si de una profecía se tratase. La joven y hermosa maestra de kínder daba con todos los requisitos que Lord Mountbatten le aconsejo que tuviera su esposa, aunque, por supuesto, todo el dolor de aquellas sugerencias se las llevo solo la Princesa del pueblo, el resto es historia.