La Reina Isabel, acechada sin salida por Camila de Cornualles

El tiempo pasa. Para todos, sin excepción. Y lo que para algunos es razón de júbilo, para otros es la llegada al final de un callejón cada vez más angosto y sin salida. ¿Será acaso lo que está sintiendo la Reina Isabel después de los últimos sucesos? Camilla de Cornualles, su nuera, esposa en segundas nupcias de su hijo el Príncipe Carlos, la está dejando sin opciones. Y aunque quisiera que el destino hubiera favorecido a su hijo preferido, el Príncipe Andrés, los crueles y azarosos pasadizos de la historia lo han vuelto imposible. Él mismo más que el azar, con un escándalo sexual de por medio.

Ahora bien, lo que realmente preocuparía a Isabel II es el último logro de Camilla Parker Bowles, a quien la Orden de la Jarretera le ha concedido la máxima distinción: Dama Real. Esto no quiere decir otra cosa que la sucesora y divisora de Diana de Gales se convertirá, inevitablemente, en la Reina Consorte una vez que la monarca más poderosa de toda Europa pase a mejor vida.

La ceremonia consagratoria tuvo lugar en la tradicional Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor. No es un acto más, sino el premio a 20 años de los planes que Camilla de Cornualles viene tejiendo desde que Lady Di todavía permanecía junto al Príncipe Carlos. Una situación en la que la Reina Isabel supo mantenerse al margen.

Quien por muchos años fue considerada una villana, la amante del hijo problemático e infiel de la Reina Isabel, hoy se encuentra a pocos pasos de la Corona inglesa, una de las más importantes del continente. No le han dejado demasiadas opciones a Isabel II, hoy diezmada pero aún de pie luego de los escándalos y de los distanciamientos dentro de la Familia Real.

La unción de Camilla de Cornualles como Dama Real de la Orden de la Jarretera representa también un viraje importante en la opinión de la Casa Real sobre su futuro. Cabe recordar que cuando contrajo matrimonio con Carlos, en 2005, se aclaró con bastante vehemencia que no estaba en los planes de la institución que ella se convirtiera en Princesa de Gales ni, mucho menos, Reina de Inglaterra. La historia le ha sonreído a quien fuera la razón de la infelicidad de la amada Princesa Diana.