Ha sido una vergüenza. Un culebrón histórico. Nunca antes se vio algo igual. Un desplante de magnitudes catastróficas. Un insulto a la Corona española y toda su institución milenaria. El Rey Felipe ha sufrido el peor desplante de su vida y el responsable fue, ni más ni menos, que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

Eso de lo que todo el mundo está hablando ocurrió en el aeródromo de Torrejón de Aráoz, en Madrid. Con motivo de la llegada del Primer Mandatario norteamericano para la Cumbre de la OTAN, Felipe VI se aprestó a darle la bienvenida él mismo. Lo que nunca se imaginó es lo que pasó después.

Al bajar del monstruoso Air Force One, Joe Biden saluda efusivamente al Rey Felipe y, segundos después, sube a La Bestia, esa limusina mundialmente famosa por su tamaño y medidas de seguridad extremas. Pasaron cinco minutos. ¡Cinco minutos! El anfitrión de la cumbre y dueño de la Corona de España debió esperar cinco minutos hasta que el vehículo se retirara camino a la Moncloa para subir dirigirse por su cuenta al mismo lugar en donde debería saludar nuevamente –por protocolo- al presidente estadounidense.

El gesto, el desplante, quedó filmado. El video fue publicado por la periodista Patrycia Centeno, quien criticó crudamente al mandatario norteamericano. “Entiendo que se le quiera hacer la pelota a EEUU, pero no imagino a la reina de Inglaterra plantada a pie de pista para recibir a Biden y mucho menos esperando 5 minutos a que la Bestia arranque camino a Moncloa”, afirmó.

Una gala incómoda

El Rey Felipe y la Reina Letizia brindaron una recepción en el Palacio de la Zarzuela para los líderes mundiales presentes en la cumbre. Emmanuele Macron de Francia, Boris Johnson de Inglaterra, el presidente del gobierno español Pedro Sánchez y, por supuesto, el presidente de Estados Unidos Joe Biden.

La foto de ese encuentro, en particular, demuestra un gesto de incomodidad bastante simple de reconocer de Felipe VI hacia la Primera Dama norteamericana, Jill Biden. ¿Acaso un vestigio del desplante en el aeródromo? Quién sabe.