Es la mayor de todas las herederas del trono de la Realeza europea. Nació para reinar. Bien parecida, inteligente, políglota, con estilo propio. Elisabeth de Bélgica está lista. Y quedó demostrado esta última semana, cuando dio el paso que le faltaba, eso que la Princesa Leonor de España ya había hecho hace más de un año. Al parecer, no quiere perderle pisada.

La princesa belga dio su primer discurso en público a los 10 años. Lo hizo durante la inauguración del Hospital Infantil que lleva su nombre, en Gante. Tres años después, pronunció nuevamente un discurso, pero en tres lenguas: francés, flamenco y alemán. Todas habladas con fluidez.

Y a pesar de ello, algo seguía en falta. Aún después de semejante despliegue de sus capacidades y talentos, continuaba muy por detrás de la Princesa Leonor, un poco menor que ella. Y eso terminó el 25 de junio pasado, cuando Elisabeth de Bélgica por fin alcanzó a su par española.

La Duquesa de Bravante, que estudia Historia y política en el Linclon College de Oxford, viajó hasta Gante, en donde, finalmente, pudo encabezar un acto en solitario. Fue la anfitriona y la oradora principal, además de ser la encargada de bautizar el barco que lleva por nombre Reina Fabiola, en honor a su ya fallecida tía española, quien fuera Reina Consorte de Bélgica. Un navío que fue construido en Vigo por el astillero Freire Shipyard. Todo un guiño a la Corona española.

Para la ocasión, que era por demás importante, Elisabeth de Bélgica lució un vestido blanco de Reiss con sombrero Fabienne Delvigne, a juego con el bolso. Una muestra clara de su elegancia. Un mensaje para quien quiera ver, de parte de quien será una de las principales protagonistas de la Monarquía europea.

Lo ventaja que no tiene Leonor

Si bien la Princesa Elisabeth corría desde atrás respecto a la Princesa Leonor, hay algo que hizo que la española no y que podría lamentar por el resto de sus días.

Elisabeth de Bélgica fue una de las herederas que dijo presente en la cena de cumpleaños de la Princesa Ingrid Alexandra de Noruega. Un encuentro en el que tuvo lugar la foto más importante de los últimos tiempos: la de los herederos y futuros herederos. El futuro de la Realeza. Un evento al que faltó de forma estrepitosa la heredera española que arrancó, de esa forma, con el pie izquierdo sus relaciones bilaterales futuras con otras Coronas.