El detalle que más molesta al Rey Felipe de Froilán Marichalar

No puede ser tanta la coincidencia. ¿Será posible? ¿Alguien puede creerlo cierto? Si no se trata de algo deliberado, la verdad pasa muy cerca de los palos. Es que no se puede realmente entender que siempre ocurre en momentos clave para el Rey Felipe. Cada vez que piensa que todo va bien, algo le cae del cielo como una bofetada en invierno. Y el responsable tiene nombre y apellido. Se llama Froilán.

Este último fin de semana el sobrino mayor de Felipe VI, quien lo honra con el primero de sus tres nombres (por el que le vale el mote de “Pipe”), se vio nuevamente envuelto en un escándalo. Si bien no fue protagonista, estuvo en el lugar y horario equivocados y el peso de su estirpe para hacerlo hundir gasta el fondo del abismo.

Un violento episodio registrado en el Opium Beach Club de Marbella salpicó, casi sin querer, a la Casa Real que encabeza el Rey Felipe. Y todo porque a Froilán se le ocurrió celebrar sus 24 años en ese sitio.

Más allá de este último acontecimiento, llama la atención el momento en que tuvo lugar. Justo días antes de las que quizás serán las últimas apariciones oficiales de Su Majestad, at portas de unas merecidas vacaciones en el Palacio Marivent de Mallorca junto a su familia, alejados de las cámaras y titulares maliciosos que no hacen más que darle jaquecas.

Pero, no. No fue posible un último tramo de trabajo tranquilo gracias a su sobrino que, dicho sea de paso, debió guarecerse detrás de un sofá para poder contarla. No parece casual nada de lo que ha pasado.

Los escándalos más resonantes de Froilán siempre tuvieron al Rey Felipe como el principal de los actores de reparto. Solo basta recordar la patada del hijo de la Infanta Elena a una de sus primas durante su boda real en 2004 y, años más tarde, la foto del hastío de su sobrino posado sobre una ventana y hablando por teléfono mientras le otorgaban la Corona de España.

Momentos clave por los que cualquier mortal daría un brazo para testificar en primera fila, fueron desperdiciados, una y otra vez, por el joven Froilán, para desgracia del pobre Felipe VI.

Una actitud que nos hace preguntarnos sobre la selectividad deliberada de Froilán y, si acaso, su deporte preferido no es el estropear los mejores momentos de su tío el Rey Felipe.