INFANTA ELENA
Pasaron 28 años del que fuera el día más feliz en la vida de la Infanta Elena
Una boda inolvidable.
La primera boda Real en España en los años 80 se celebró hace exactamente 28 años, un 18 de marzo de 1995, y tuvo como principales protagonistas a la Infanta Elena y a Jaime de Marichalar, en una ceremonia que se celebró en Sevilla, una ciudad convulsionada por el acontecimiento.
El día más feliz de la vida de la Infanta Elena fue seguido en las calles por miles de sevillanos, emocionados por el evento Real más importante desde la asunción al trono del Rey Juan Carlos, dos décadas antes.
Para acompañar a la hija del Rey Juan Carlos, llegaron más de 1.500 invitados desde todos los lugares del mundo y entre los asistentes no faltaron el presidente del Gobierno, Felipe González, los representantes de la aristocracia y los miembros de 39 Casas Reales de Europa, África, Asia y Oriente, como el -por entonces- Príncipe Carlos de Inglaterra, la Reina Beatriz de Holanda y Rainiero de Mónaco, acompañado por -su heredero- el Príncipe Alberto.
Una de las anécdotas que dejó ése día fue fue que la Infanta Elena olvidó pedir la venia al Rey Juan Carlos, antes de dar el sí. El Emérito, visiblemente emocionado, hasta derramó alguna lágrima. Los testigos de la boda fueron el todavía Príncipe de Asturias, la Infanta Cristina, la Princesa Alexia de Grecia, Juan Gómez-Acebo, Alfonso Zurita, Marisa Caprile, Leticia Espinosa de los Monteros, Rita Allendesalazar, Alfredo Fernández Durán y Carlos García Revenga.
Luego de la ceremonia, el banquete se sirvió en los Reales Alcázares y menú estuvo a cargo del sevillano Rafael Juliá, que ofreció lubina del Cantábrico con trufas y almendra, perdiz roja y tarta de chocolate decorada con flores de lis.
El regalo del Rey Juan Carlos, al término de la boda, fue convertir a los recién casados en Duques de Lugo, título que ostentaron hasta que Casa Real anunció el "cese temporal de la convivencia", 12 años más tarde.
Desde ese momento, la hermana de Rey Felipe y su exmarido no volvieron a formalizar una pareja por separado, pero sin dudas, los que pudieron ver la retransmisión o caminaron ese día por las calles de Sevilla, no podrán olvidar fácilmente la boda Real.
