El Rey Felipe y la Reina Letizia enfrentan su peor crisis, no se hablan y se oyen portazos de noche

Si hay algo que la Reina Letizia nunca se había esperado es que el Rey Felipe le imponga a la Princesa Leonor un largo proceso de formación militar, en detrimento de sus propios planes para su hija, que incluían desde un año sabático hasta el inicio de una carrera universitaria. Pero las obligaciones pudieron más que los deseos y los Reyes de España, cuentan, atraviesan su peor crisis en los último años, aunque claro está que no es la primera. 

Una de las periodistas que más conoce los detalles de la Monarquía española es nada menos que Pilar Eyre, que en su blog de la revista Lecturas se ha despachado con algunas cuestiones que abren la puerta a un profundo distanciamiento entre el Monarca y su Consorte. 

En boca de Eyre, se asegura que a la Reina Letizia le provoca "un tremendo malestar" esta situación y que incluso hubo “días sin hablarse, portazos y gritos y todo ha sido escuchado por el personal que trabaja con ellos”.

Las diferencias entre el Rey Felipe y la Reina Letizia, a quien le reconocen un carácter fuerte, surgieron en 2005, poco tiempo después de contraer matrimonio, cuando la Infanta Cristina le pidió a su hermano que alojara a los padres de Iñaki Urdangarin, algo que la Consorte no permitió. 

Esa habría sido la discusión que enemistó para el resto de los días a la Reina Letizia con la Infanta Cristina y la Infanta Elena, además de generarle un gran conflicto interno a Don Felipe, que no quedó muy a gusto con la respuesta de su esposa, a pesar de haber intentado que recapacitara. 

Pilar Eyre recordó además que en 2008 hubo nuevos chispazos entre la pareja Real, debido a que la Reina Letizia se negaba a asistir al cumpleaños 40 de Iñaki Urdangarin, en Pedralbes, Barcelona. Finalmente aunque "Letizia había estado en un rincón, sin dirigirse a nadie. Felipe se sumó a la fiesta y estuvo bailando. Hasta que llegó Letizia, le cogió del brazo y le dijo 'vámonos'. Ahí también hubo una discusión".

Pero la periodista y escritora sitúa como el mayor disgusto de la Reina Letizia una campaña de desprestigio, que habría sido utilizada para desviar la atención del Rey Juan Carlos. "Ella sabía que eran rumores interesados. Ese verano, fueron a Marivent y ella no quiso ir. Se fue con destino desconocido". En ese momento, la Consorte habría pensado en el divorcio, pero le recordaron un "contrato prematrimonial, en el que los hijos se quedarían con el padre".

Así que al parecer, debido al amor incondicional que siente por sus hijas, la Reina Letizia tendrá que aguantarse más derrotas, porque la institución está antes que todo y todos.